MADRID. La partición de Jerusalén, un asunto central en el conflicto entre israelíes y palestinos, incluiría un "régimen especial" para gestionar los lugares sagrados de la ciudad, según declaró Barak al diario 'Haaretz' en una entrevista en la que subrayó que el asesinato de cuatro israelíes este martes en Cisjordania a manos de palestinos armados no debería impedir el comienzo de las negociaciones de paz.

"Jerusalén Este y doce barrios judíos que acogen a 200.000 residentes serán nuestros. Los barrios árabes en los que viven cerca de un cuarto de millón de palestinos serán suyos", explicó el ministro, que ha contribuido a allanar el camino a la cumbre de este miércoles en la Casa Blanca entre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente palestino, Mahmud Abbas.

"Habrá un régimen especial junto con disposiciones acordadas en la Ciudad Vieja, el Monte de los Olivos y la Ciudad de David", precisó. En la Ciudad Vieja se encuentra la mezquita de Al Aqsa, que es una de las más importantes para los musulmanes de todo el mundo y está junto al Muro de las Lamentaciones, el sitio más sagrado del judaísmo y último vestigio, según la opinión popular, del Templo de Jerusalén.

Israel arrebató la zona oriental de la ciudad a Jordania en la guerra de 1967 y luego se la anexionó, aunque la comunidad internacional no ha reconocido esta acción. Los palestinos quieren que Jerusalén Este sea la capital del futuro Estado que pretenden formar con Cisjordania y la Franja de Gaza.

La propuesta de Barak de establecer dos ciudades y crear un régimen especial en los lugares sagrados recuerda a un plan que presentó el predecesor de Netanyahu en el cargo, Ehud Olmert, durante las conversaciones de paz que mantuvo con Abbas, que fracasaron hace casi dos años.

Por otro lado, el ministro indicó que cualquier acuerdo que se alcance estipularía que los puestos de avanzada judíos aislados situados en Cisjorania se trasladarían a Israel, que acogería asentamientos urbanos más grandes. Además, el acuerdo debería garantizar la seguridad de Israel, lo que incluiría una presencia a lo largo del valle del Jordán (la frontera oriental de Cijsordania) y "acuerdos tecnológicos", según Barak.