Bucarest. Los primeros 70 gitanos rumanos deportados por Francia llegaron ayer a Bucarest a bordo de dos vuelos comerciales procedentes de París y Lyon. En un primer vuelo, procedente de París, llegaron nueve personas, mientras que en el segundo fueron 61 los expulsados, en total 23 menos de lo esperado inicialmente, ya que algunos deportados "voluntarios" no se presentaron en los aeropuertos de Francia. Decenas de gitanos rumanos han aceptado la repatriación voluntaria con un vuelo gratuito y 300 euros por cada adulto y 100 euros por cada hijo. En total, se espera que 371 gitanos sean regresados a Rumanía hasta mediados de septiembre, mientras que otros 41 lo harán a Bulgaria, 13 de ellos el próximo miércoles. Para hoy, se prevé que aterricen en la ciudad occidental de Timisoara otros 132 emigrantes, mientras que las 160 personas restantes serán repatriadas entre la semana próxima y en septiembre.
París anunció el mes pasado su intención de repatriar a unos 700 inmigrantes rumanos y búlgaros de origen gitano que viven en campamentos ilegales en Francia. La iniciativa francesa ha sido duramente criticada por organizaciones de derechos humanos, que ven en ella un atropello al derecho a la libre circulación de personas en el territorio de la Unión Europea, a la que pertenecen Rumanía y Bulgaria. El hecho de que Francia haya hablado de "deportación voluntaria" no parece convencer a los críticos de una medida que consideran "racista". Por su parte, la Comisión Europea ha pedido a Francia que respete el derecho a la libre circulación de las personas y ha advertido de que vigilará que se cumpla la ley europea en el proceso.
Mientras, Bucarest se ha mostrado comprensivo y mesurado con el Gobierno francés y el presidente Nicolas Sarkozy. "Entendemos la posición del Gobierno francés y, al mismo tiempo, defendemos sin reservas el derecho de cualquier ciudadano rumano a circular libre en el interior de la UE", declaró el presidente de Rumanía, Traian Basescu. Políticos búlgaros, en cambio, calificaron las repatriaciones como un intento "superficial" de resolver el problema y advirtieron que el tema de los gitanos es un "problema europeo", no sólo rumano, búlgaro o francés. La recepción de cientos de gitanos sin ocupación ni posibilidades económicas supone ahora un problema para Rumanía, muy golpeada por la crisis económica y con una importante población de etnia roma marginada, que alcanza unos dos millones de personas. Por eso, se da casi por hecho, tanto en París como en Bucarest, que la mayoría de los deportados vuelva pronto a Francia.