roma. El ex presidente de la República italiana (1985-1992) y senador vitalicio Francesco Cossiga murió ayer a los 82 años en el Hospital Agostino Gemelli de Roma, donde fue ingresado el pasado 9 de agosto.

Cossiga fue hospitalizado por una leve insuficiencia cardiorrespiratoria, pero sus condiciones empeoraron los días siguientes y falleció a las 13.18 hora local (11.18 hora española) debido a una crisis cardiocirculatoria, según informó el hospital.

Durante su hospitalización, el ex Jefe de Estado recibió la visita de numerosas figuras políticas y del actual presidente de la República, Giorgio Napolitano, mientras que el Vaticano envió de parte del papa Benedicto XVI a monseñor Rino Fisichella.

Se ha dispuesto que la capilla ardiente de Cossiga se abra al público hoy en la Iglesia del centro hospitalario Gemelli de Roma, mientras se espera que el funeral se celebre de forma privada en la isla de Cerdeña, según la voluntad expresada por el ex jefe de Estado en su testamento. Asimismo, Cossiga manifestó su deseo de ser enterrado en Sassari, su ciudad natal al noroeste de Cerdeña.

Según los medios de comunicación italianos, Cossiga dejó cuatro cartas, tres de ellas dirigidas a Giorgio Napolitano, al primer ministro italiano, Silvio Berlusoni, y a los presidentes de la Cámara de los Diputados y del Senado, Renato Schifani, respectivamente, para que fueran entregadas después de su muerte, aunque por el momento no ha trascendido su contenido. Con respecto a la cuarta carta, dirigida al secretario del Senado, Gianfranco Fini Cossiga expresa su deseo de no recibir funerales de Estado, aunque propondría en ella, según la prensa, una guardia de honor por parte de los fusileros de la Brigada Sassari, la localidad de Cerdeña que le vio nacer.

Tras conocer la noticia del óbito, Berlusconi manifestó su pésame a los hijos del ex jefe de Estado y aseguró que "llora a un querido amigo, afectuoso y generoso", así como que echará de menos "su afecto, su inteligncia, su ironía y su apoyo".

También han ofrecido sus condolencias a la familia del histórico político democristiano numerosos miembros del gabinete de Silvio Berlusconi, si bien éste todavía no se ha pronunciado.

Por otro lado, según informa Radio Vaticana, el papa Benedicto XVI se mostró "profundamente apenado" por la desaparición del político italiano y anunció que rezará por su alma.

las reacciones El ministro de Obras Públicas y Transportes, Altero Matteoli, destacó que Cossiga fue "un político de gran calibre y un jefe de Estado que supo anticipar el cambio".

Para el ministro de Actuación de Programa, Gianfranco Rotondi, el ex jefe de Estado fue "la voz más importante del catolicismo europeo".

El líder del Partido Democrático, Pier Luigi Bersani, consideró que "desaparece una persona singular y extraordinaria y una parte de nuestra historia", mientras que el líder del Pueblo de la Libertad de Berlusconi en la Cámara de Diputados, Fabrizio Cicchitto, reconoció que con él "desaparece una de las pocas voces libres e inconformistas de nuestro país, libre siempre y en cualquier circunstancia".

También sus históricos adversarios definieron a Cossiga como un "enemigo duro, pero leal", tal y como reconoció el secretario del Partido de los Comunistas Italianos (PDCI), Oliviero Diliberto, al explicar que "fue un anticomunista convencido, pero siempre nos respetó".

"Con él hemos tenido momentos de enfrentamiento y agrios conflictos, pero vividos con respeto recíproco y lealtad. En estos últimos años, nos ha unido una gran amistad, de la que estoy muy agradecido", afirmó el ex presidente del Gobierno y miembro del progresista Partido Demócrata (PD), Massimo D"Alema.