COPENHAGE. A dos días del final de la cumbre, las negociaciones se han paralizado, aunque continúan las consultas informales de la Presidencia de la Cumbre, ahora en grupos de 25 países.

Precisamente ese cambio de formato, prerrogativa de la Presidencia, ha sido criticado por los países pobres, que temen que sus intereses no estén bien reflejados en la composición de los grupos.

El G-77 agrupa a países con intereses contrapuestos, que van desde los contrarios al acuerdo porque la situación actual les beneficia, hasta aquéllos para los que es vital frenar las emisiones, pues una subida de dos grados de temperatura puede situarlos al borde de la desaparición, según las fuentes.

No obstante, los países que tienen una postura más proclive al acuerdo intentan poner orden dentro del grupo convenciendo a los más reacios, agregaron las fuentes.

Esta cumbre pueda ser el detonante para romper el G-77, según algunos participantes. La postura final de Estados Unidos y la posibilidad de que el presidente Barak Obama acuda mañana a Copenhague con una oferta ambiciosa de financiación es otra de las incógnitas de la cita danesa.