Los miembros de seguridad formaban parte del dispositivo montado con la finalidad de prevenir actos de violencia con motivo de la visita efectuada por el primer ministro de Tailandia, Abhisit Vejjajiva, y su homólogo de Malasia, Najib Razak.

Un portavoz de la comisaría regional de Policía indicó que las cinco explosiones se registraron en provincia de Narathiwat, incluida en el recorrido oficial, aunque no en lugares próximos al recorrido realizado por los dos gobernantes.

Los artefactos, de escasa potencia, estaban colocados al lado de pancartas con consignas separatistas y estallaron cuando eran retiradas por miembros de las fuerzas de seguridad.

Vejjaviva y Razak llegaron a la provincia de Narathiwat a bordo de un helicóptero procedente de Bangkok, la capital y situada a unos mil kilómetros al norte.

Más de millar de soldados fueron desplegados a lo largo de la ruta seguida por los dos gobernantes por esta región tailandesa en la que unas 3.800 personas han muerto a causa de la violencia desde que en 2001, el movimiento separatista reanudó la lucha armada.

La visita oficial conjunta fue calificada de "histórica" por los gobiernos de Tailandia y Malasia, que en el pasado han mantenido roces diplomáticos a causa de sus diferencias acerca de como resolver el conflicto separatista en la región fronteriza.

Además de entrevistarse con líderes locales, Najib y su anfitrión visitaron el "Puente de la Amistad", que conecta los dos países por el distrito de Sungai Kolok, y una escuela islámica.

Antes de viajar al sur de Tailandia, el primer ministro malasio dijo a la prensa que el mensaje de su Gobierno "es claro, la gente del sur de Tailandia debe ser leal a Tailandia".

Cerca del 80 por ciento de la población de las provincias de Narathiwat, Yala, y Pattani, habitadas por unos dos millones de personas, es de religión musulmana y más a afín a Malasia que Tailandia, país de mayoría budista.

Los ataques con armas ligeras, asesinatos y atentados con explosivos se suceden casi a diario en la región tailandesa colindante con Malasia, pese al despliegue de 31.000 agentes de las fuerzas de seguridad y a la declaración del estado de excepción.

Los insurgentes denuncian la discriminación que sufren por parte de la mayoría budista del país y exigen la creación de un Estado islámico que integre estas tres provincias, que configuraron el antiguo sultanato de Pattani, anexionado por Tailandia hace un siglo.