londres. El Gobierno de Tony Blair carecía de estrategia alguna para reconstruir Irak tras la caída del régimen de Sadam Husein durante la invasión del país árabe en 2003; una operación "espantosamente mal planificada" en la opinión de los altos mandos del Ejército británico responsables en su momento, en la que se obvió cualquier tipo de "plan de contingencia" para garantizar el respeto a las Convenciones de Ginebra, y que llevaba preparándose desde febrero de 2002, desmintiendo las declaraciones formuladas en ese momento por Blair en las que aseguraba no tener intención de entrar en guerra, según documentos oficiales de alto secreto obtenidos por el Daily Telegraph. Estos informes salen a la luz antes del inicio de la Comisión Chilcot, en la que se investigará la participación del país en la Guerra de Irak y ante la que tendrá que comparecer el propio Blair el próximo mes de enero. Contienen entrevistas y evaluaciones de altos responsables del Ejército británico y del pequeño círculo de implicados en la planificación de la guerra, nombre en código "Telic", así como recomendaciones posteriores una vez transcurridos los primeros meses del conflicto.