Chen Zhenghao, un joven chino de 26 años, se hizo viral hoy en las redes sociales del país asiático por haber dejado su trabajo para irse a Catar y apoyar a Argentina y a Lionel Messi en el “último Mundial” del delantero albiceleste.

El joven aficionado, que trabajaba para una empresa de publicidad en línea, decidió abandonar su empleo y utilizar todos sus ahorros para viajar a Catar y presenciar la Copa del Mundo in situ.

En un reportaje realizado por medios locales, y viralizado en la red social china Weibo, similar a Twitter, inaccesible en el país asiático, se declaró “ferviente seguidor” del capitán de la selección argentina, al cual admira desde 2005.

“Mi familia realmente me apoya, y al haberme visto seguir el fútbol desde que era joven, también entienden mi dedicación por Argentina y Messi”, afirmó el joven en el reportaje.

Chen asegura que tras su experiencia mundialista en Catar no será “tan entusiasta con otra estrella futbolística”, y agradecerá por siempre a Messi por sus “maravillosos partidos a lo largo de los años”.

“Esta es una carta de amor que le escribí a Messi y Argentina, además de un homenaje a mi juventud que está a punto de terminar”, escribió el joven en su propia cuenta de Weibo sobre el reportaje antes de embarcar su viaje a Catar.

“Durante los 18 años que he pasado amando a Messi y Argentina, he vivido demasiados altibajos”, destacó en su publicación.

Las reacciones en la red social abarcaban desde el apoyo y admiración “por hacer lo que muchos piensan, pero nadie se atreve” hasta reflexiones en contra por gastar todos sus ahorros “sin pensar en sus padres, mujer e hijos”.

“Los elementos chinos del Mundial de Qatar: un joven desempleado, árbitros, pandas gigantes y hasta productos hechos en China, todo para ocupar el vacío de la selección nacional”, publicaba uno de los comentarios más valorados por los internautas a pocos días del comienzo de la cita mundialista.

China no disputa un Mundial desde 2002: en aquella ocasión, no tuvo que enfrentarse en las fases de clasificación contra las selecciones más potentes de la región, Corea del Sur y Japón, debido a que estas eran las organizadoras del torneo y ya estaban clasificadas automáticamente.

Pese a los planes gubernamentales para mejorar el nivel futbolístico del país, la selección sigue cosechando malos resultados y duras críticas por parte de los aficionados.