Cada conductor tiene sus manías y unos hábitos adquiridos, pero debemos tener en cuenta que algunas de esas costumbres pueden suponer un riesgo no sólo para nuestra propia seguridad, sino también para la de los demás. De ahí que suelan estar penadas con multas y que, en caso de percance, incluso nuestro seguro podría no cubrirnos, como afirman los expertos de Cleverea. Y, en cualquier caso, nos convierten en conductores molestos. Estas son algunas de ellas.

No usar bien las luces largas

Las luces largas o de carretera nos permiten ver a una mayor distancia, pero también pueden deslumbrar al resto de usuarios de la vía. No deben usarse en autopistas, autovías y zonas urbanas, pero sí en carreteras mal iluminadas si circulamos a más de 40 km/h o en condiciones meteorológicas que reducen la visibilidad, como con lluvia o con una nube de polvo.

Eso sí, debemos desactivarlas cuando nos vayamos a cruzar con otro conductor o si nos acercamos a menos de 150 metros de otro vehículo que va en nuestro mismo sentido para no deslumbrarlos. Un mal uso de estas luces puede conllevar una multa de 200 euros. Además, está prohibido usar ráfagas de luces largas para avisar de presencia policial, para saludar a alguien o para instar al vehículo que va delante a que acelere. En este caso la sanción es de 80 euros.

No respetar la distancia de seguridad

Debemos dejar espacio suficiente con el vehículo que tenemos delante, unos tres segundos, que deben aumentarse si llueve, nieva, hay niebla o el asfalto está mojado. De lo contrario ponemos en peligro a los demás conductores, porque se ponen más nerviosos y porque si se ven obligados a una frenada brusca chocaremos con ellos. Puede acarrear 200 euros de multa y la retirada de 4 puntos del carné.

Circular demasiado cerca de la línea del carril

Si conducimos muy cerca de la línea que delimita dos carriles estamos complicando el adelantamiento. Quien quiera situarse a nuestro lado tendrá dificultades para ocupar el espacio y no sabrá si queremos cambiar de carril o simplemente no estamos bien centrados.

Circular sin necesidad por el carril central o izquierdo en autopistas

En autovías o autopistas con dos carriles o más de un mismo sentido debemos circular por el derecho, ya que los demás son exclusivos para hacer adelantamientos o para situarnos para coger una salida. Si vamos sin necesidad por el central o por el izquierdo entorpecemos la circulación y los adelantamientos y nos arriesgamos a una multa de 200 euros.

No hace falta decir que insultar o faltar al respeto a otro conductor nos convierte en molestos.

Entrar o salir de una rotonda por el carril interior

La norma dice que se debe entrar y salir de las rotondas sólo por el carril exterior (y señalizándolo con el intermitente), con lo que evitamos el riesgo de chocar contra otro vehículo que quiera seguir girando y una posible multa de hasta 500 euros y la pérdida de 6 puntos del carné, además de ser los responsables del siniestro de cara al seguro. Las únicas excepciones son si el carril derecho está congestionado o si una señal lo permite.

Usar erróneamente las luces antiniebla

Las luces antiniebla delanteras pueden usarse cuando hay niebla o en situaciones en las que se reduce la visibilidad, como la lluvia intensa, una nube de polvo o carreteras estrechas con muchas curvas. Son muy potentes, con lo que debemos evitar deslumbrar a los coches con los que nos cruzamos y a los que tenemos delante. Por su parte, las traseras, obligatorias en todos los coches, deben usarse con cuidado y sólo con niebla muy densa, porque pueden molestar y confundirse con las luces de freno, con el peligro que supone. Un mal uso de las luces antiniebla se considera una infracción grave penada con una multa de 200 euros.

Llevar la música demasiado alta

Si nos pueden sancionar por poner la música muy alta en casa, también lo pueden hacer si nos pasamos de volumen en el coche y la compartimos para todos con las ventanillas abiertas. Cada ciudad establece un límite máximo de ruido que podemos emitir cuando circulamos, que suele estar en torno a 87 decibelios, y en función de cuánto superemos esa barrera nos exponemos a multas de hasta 3.000 euros. Además, ponemos en peligro al resto de conductores y peatones, porque no les permitimos que escuchen lo que ocurre a su alrededor.