La prueba que puedes hacer para saber si te están timando en una gasolinera
Las estaciones de servicio están obligadas a facilitarte una probeta para comprobar que el surtidor no está manipulado
Acudir a repostar combustible no es plato de buen gusto para mucha gente. Aunque por suerte a día de hoy los carburantesno se encuentran a unos precios como los que alcanzaron, por ejemplo, al comienzo de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, sigue siendo imposible llenar el depósito con el dinero con el que hace unos años sí era factible.
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Eso hace que se busquen las gasolineras low cost, las tarjetas de descuento o que se evite en la medida de lo posible el uso del coche particular. Pero cuando no queda más remedio hay que acudir a las estaciones de servicio, y a veces podemos tener la sensación de que nos están engañando con la cantidad de combustible que nos han proporcionado, que no se está cumpliendo el precio por litro que anuncia la gasolinera. Y esa sensación en ocasiones va más allá y es una realidad.
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Pues ante esa incertidumbre, debemos saber que existe una fórmula para comprobar que los litros que repostamos son realmente los que pone en el surtidor y que, además, tenemos derecho a realizar esa comprobación. Aunque no nos lo digan, todas las gasolineras están obligadas a ofrecer la llamada prueba de la probeta, con la que se puede corroborar si el surtidor está perfectamente calibrado. En el caso de negarse, el consumidor podrá emprender acciones legales.
Prueba sencilla
La prueba es sencillísima y rápida, ya que apenas supone unos segundos de nuestro tiempo. Se trata de marcar en el surtidor los litros que queremos y, en lugar de echarlos en nuestro depósito, hacerlo en la probeta, calibrada y precintada, que nos habrá facilitado el personal de la estación de servicio. Así podremos comprobar si lo que marca el surtidor coincide exactamente con lo que aparece en el medidor volumétrico.
Si es igual, queda claro que no existe ninguna manipulación. Pero si la cifra no coincide, el usuario podrá denunciar la estafa, que suele acarrear multas elevadas e incluso clausuras de gasolineras. Esto ocurre cuando estas instalaciones quitan el precinto y modifican el medidor antes de ponerlo en marcha, con el objetivo de que el conductor pague más dinero que lo que corresponde por los litros que está repostando. En cualquier caso, esa gasolina utilizada para la prueba no se le puede cobrar al usuario, sino que la estación tiene mecanismos para devolverla al tanque.
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Protocolos antiestafas
Hay que decir que no es fácil que se produzcan estos timos, por diferentes razones. En primer lugar, porque los surtidores llegan a las gasolineras precintados, calibrados y homologados; y en segundo, porque además las estaciones de servicio superan una inspección anual de todos sus surtidores por un organismo homologado, revisión que también deben pasar si en algún momento son reparados.
Esos protocolos los fija el Ministerio de Industria, que prohíbe que haya una desviación mayor del 0,5% en la cantidad de combustible que dispensan las mangueras.