EL sobrenombre Ultra identifica a las variantes ejemplares de la familia Audi, al menos a las más comprometidas con el ecosistema. Son propuestas afinadas para contener el gasto y, por consiguiente, minimizar sus secuelas medioambientales. La marca de los aros acumula en su reparto cuarenta y una versiones de nueve de sus automóviles preparadas a tal efecto. Recurren a ajustes especiales de carrocería, motores (diésel y gasolina) y cajas de cambios para atenuar el consumo de carburante y las emanaciones de dióxido de carbono. Los Audi que casi abstemios y que apenas fuman presentan, dependiendo del modelo, promedios óptimos de 3,2 a 6,2 litros y de 85 a 144 g/km.
Esta remesa inusualmente eficiente de una gama ya de por sí sostenible mantiene el temperamento propio de la firma, cuyos productos se caracterizan por una armoniosa combinación de genio y figura. La semilla de la serie Ultra brotó en el terreno deportivo, laboratorio y banco de pruebas de muchas de las tecnologías que hoy son cotidianas. Fue con el bólido R18 de las 24 Horas de Le Mans de 2011, necesitado de una mecánica poderosa, pero sobre todo de una construcción ligera (100 kg menos propician una reducción de 0,3 litros a los cien) y de un comportamiento austero.
Hoy esa inquietud se traduce en un rosario de variantes de casi todos sus coches de calle (este mes serán diez los modelos, con la incorporación del A8 Ultra). Emplean mecánicas gasóleo y gasolina, con arquitecturas de 3, 4 y 6 cilindros, que van acopladas a cajas de cambios tanto automáticas (S tronic de siete relaciones) como manuales (de cinco o seis marchas). El número de propuestas derivadas también aumentará en breve con la presencia de alguna nueva alternativa (Q3).
La gama Ultra. El repertorio actual de estas ejecuciones ‘aplicadas’ comienza por el primer escalón de la gama, en el que comparecen dos propuestas del A1 (3 puertas y Sportback), impulsadas por motores TDI y TFSI multiválvulas de tres cilindros. El primero, de 1,4 litros, aporta 90 CV, reclama al menos 3,4 litros y expele un mínimo de 89 g/km de CO2. La alternativa a gasolina cubica un litro y rinde 95 caballos; en el más favorables de los supuestos exige 4,1 litros y emite 97 gramos.
Un nivel por encima aparecen once posibilidades de A3 Ultra. Son el fruto de combinar los cuatro envases disponibles con dos mecánicas -1.6 TDI de 110 CV y 1.4 TFSI con 150-, caja manual y S tronic. Los resultados más brillantes son 3,2 litros y 85 g/km en diésel, 4,7 litros y 109 g/km en gasolina.
El peldaño medio de la familia reúne interpretaciones de A4 berlina y Avant y deA5 Coupé y Sportback. Comparten declinaciones del motor 2.0 TDI con 136 y 163 caballos, que ostentan récords de 4.0 y 4,2 litros; comportan, respectivamente, niveles de CO2 de 104 y 109 g/km. A continuación aparecen formatos A6 con propulsores 1.8 TFSI (190 CV) y 2.0 TDI (150 CV) combinados con los dos tipos de transmisión. Los consumos llegan a bajar a 4,2 y a 5,7 litros, que corresponden a flujos de CO2 de 109 y 133 gramos. El elenco de turismos se completa con un A7 Sportback animado por la mecánica 3.0 TDI de 218 CV, que exige un mínimo de 4,7 litros y escupe 122 g/km de dióxido de carbono.
La gama Audi Ultra se completa con interpretaciones del TT, Coupé y Roadster, y del Q3. Para el primer caso la firma alemana opta por el propulsor TDI 2.0 de 184 caballos (acredita 4,2 litros de promedio y 110 g/km al escape). El crossover instala la motorización gasolina 1.4 TFSI de 150 caballos, que precisa al menos 4,4 litros a los cien y expele 127 g/km de dióxido de carbono.