TRACCIÓN delantera, silueta monovolumen, motor de tres cilindros? No, en BMW no se han vuelto locos. Al contrario, les ha dado un severo ataque de cordura. Un repentino despertar del instinto familiar les ha impelido a confeccionar un monoespacio compacto para rellenar el único resquicio que quedaba en su muestrario. Ya está listo: se llama Serie 2 Active Tourer. Es una suerte de Scenic del siglo XXI sazonado con ese toque de glamour y deportividad que la casa bávara suele bordar. El debutante, que reniega de varias tradiciones de BMW pero no de sus genes, amenaza el monopolio del Clase B en la categoría Premium. Comienza ofertando mecánicas gasolina (136 y 231 CV) y diésel (150 CV), entre 28.500 y 38.600 euros.
El Active Tourer es, por su planteamiento, un producto revolucionario, un auténtico insurrecto frente a los usos y costumbres de la firma. Rompe con preceptos hasta ahora sagrados como la propulsión, seña de identidad de la casa. Sin embargo, su aparición en el mercado no supone, en modo alguno, una salida de tono. Por más que altere la partitura clásica, el monovolumen de la Serie 2 es un BMW con todas las letras.
La ubicación transversal en proa de los motores y, sobre todo, la renuncia a la propulsión trasera, persiguen un óptimo aprovechamiento del volumen interior. La tracción delantera permite prescindir del típico túnel de transmisión recorriendo a lo largo el habitáculo y depara un suelo completamente plano.
BMW elige un envase monovolumen de cinco puertas con proporciones convencionales. Contiene la eslora (4,34 metros), no tanto la manga (1,80), y eleva bastante la cubierta (1,55). Esas dimensiones coinciden con las de la legión de candidatos monoespacio compactos, de los que se distingue por un empaque, unas dotaciones y un precio superiores. Su figura reproduce las líneas maestras del diseño BMW contemporáneo, lo que, sumado a su corpulencia, le confiere un cierto porte de crossover. Quién sabe si no terminará convertido en la alternativa espaciosa y sensata al X1.
Ofrece una confortable y desahogada cabina a sus ocupantes (oficialmente cinco), aunque estén de buen año; hay prevista una futura variante de siete plazas con batalla ensanchada (ahora tiene 2,67 metros entre ejes). El Active Tourer brinda holgura a media altura, distancia al techo y buen espacio para las piernas.
El asiento trasero disfruta de respaldo reclinable y de banqueta deslizante; anclada en la posición más retrasada garantiza un hueco de carga de 468 litros (contando los 70 del cofre bajo el piso). A dicho maletero se accede a través de un portón posterior dotado de apertura eléctrica.
Las sensaciones dinámicas que depara la conducción del Serie 2 Active Tourer son algo diferentes de las que transmiten otros BMW. El aplomo y la vivacidad habituales hacen ciertas concesiones al confort.
Es algo lógico en una creación destinada a usos familiares, es decir, que persigue antes la practicidad que la deportividad. Pese a ello, ofrece un manejo dócil y ágil, incluso con la motorización menos vehemente del repertorio. Este motor de tres cilindros basta y sobra para mover el coche con garantías; lo hace con sorprendente tesón y austeridad.
La mecánica gasóleo será la opción más demandada, incluso por los menos viajeros. A la clientela más fogosa y solvente siempre le queda la candidatura superior, menos sedienta de lo que sugiere su profusa caballería.
El monovolumen compacto asume la nueva política de acabados y dotaciones de BMW. En consecuencia, propone tres definiciones (Advantage, Sport y Luxury), con niveles de equipamiento progresivos.
La ejecución básica contiene abundantes elementos: climatizador automático doble, llantas de aleación ligera de 16”, equipo de sonido con Bluetooth, sensores de lluvia y luz, control de presión de neumáticos, control de crucero, faros LED, sensor de distancia de aparcamiento, proyectores antiniebla, etc.
La tarifa ocupa una franja que parte desde los 28.600 euros reclamados por la versión 218i (136 CV) y toca techo en los 38.600 de la 225i (231 CV); la 218d (150 CV) sale en 30.300 euros. El salto de un acabado al superior requiere apoquinar 990 euros adicionales.