bilbao - El provenir de la industria del automóvil pasa por la contención. Al menos de hechuras. Es lo que se vislumbra en el repertorio de Opel, cuyas últimas creaciones rondan, palmo arriba o abajo, los cuatro metros. A su lista de estrenos recientes -Mokka, ADAM y ahora Corsa- se sumará pronto el Karl, un turismo de proporciones aún más concisas que puede considerarse el relevo natural del Agila. Si se cumplen los planes del fabricante alemán, comenzará a rodar por las calles a comienzos del próximo verano.
Por el momento, de este futuro candidato a rey de las calles hay poco más que un par de imágenes preliminares en las que se atisba con dificultad su silueta. Opel vuelve a aplicar la vieja táctica de ir dosificando información para alimentar las expectativas del público. El único dato preciso que facilita es la longitud del vehículo: 3,68 metros. Esa eslora supera en dos centímetros la del ADAM y es 32 más corta que la de la quinta entrega del Corsa. Fuentes de la compañía aseguran, asimismo, que el Karl tendrá una carrocería de cinco puertas capaz de albergar hasta cinco ocupantes. Ver para creer. Puestos a especular, cabe pensar que la columna vertebral de su catálogo motriz la integren variantes del nuevo propulsor tricilíndrico de gasolina. También es cuestionable la presencia en dicho reparto de motores diésel (el ADAM prescinde de ellos).
La denominación del modelo rinde tributo al primogénito de Adam Opel, fundador de la firma. Karl, junto a sus cuatro hermanos, se ocupó de transformar la próspera fábrica de máquinas de coser y bicicletas heredada en 1895 en el embrión de la actual multinacional de automóviles. Tras varios intentos poco fructíferos, en 1902 vio la luz el primer Opel de producción propia.