Las imágenes fueron terribles. Este pasado sábado un motorista de casi 60 años perdió la vida en Vitoria como consecuencia de un accidente casi justo debajo de las vías del tren, en una rotonda en la que confluyen la Avenida Gasteiz y Portal de Castilla. Dadas las circunstancias, la intervención de la Policía Local fue espectacular, tanto en la gestión del incidente y en su investigación como en el control del tráfico para evitar alteraciones significativas motivadas por el trabajo de los equipos de emergencias desplazados al lugar. Sin embargo, se conoce que la profusión de uniformes y los cortes de ciertas calles para facilitar el trabajo del dispositivo, con varias ambulancias y diversos vehículos de la guardia urbana, desató la imaginación colectiva en los mentideros habituales del barrio. En apenas unos minutos, fueron varias las versiones que circularon. En las terrazas hosteleras adyacentes se llegó a confirmar la existencia de testigos que habrían visto una suerte de película que desembocó en la tragedia. Ay, cómo somos los humanos. Nos encanta convertirnos en protagonistas de relatos que no tienen ni pies ni cabeza, pero que dan pie a justificaciones pausibles ante hechos que necesitan ser aclarados para poder ser asimilados por el colectivo.