Se ha comprado bañador nuevo y tiene toalla de diseño, regalo esto último de una de sus nietas. Así que tenemos a uno de los viejillos de nuestro amado templo del cortado mañanero contando las horas para que empiece la temporada estival en las piscinas municipales porque piensa acampar en Mendi los próximos meses, aunque le caiga el jodido diluvio universal encima. Eso es actitud y lo demás son tonterías. Sabe, además, que dentro de nada tendrá que hacer como otros años, es decir, llevar a los nietos más pequeños a que se desfoguen, así que esta vez quiere ir desde el primer día para escoger el mejor sitio teniendo en cuenta la posibilidad de que la huelga de los jardineros vaya para largo.
Eso sí, no hemos conseguido averiguar si quiere elegir el sitio donde lo verde todavía está en condiciones o si va a optar por donde la cosa va camino de selva tropical, ya que sospechamos que, teniendo en cuenta lo cabrón que es uno de sus querubines, igual lo quiere perder entre la maleza. Por de pronto, nuestro escanciador de café y otras sustancias le ha propuesto construir un sistema de poleas para ir por las piscinas como Tarzán y compañía, de arbusto en arbusto sin pisar el suelo, que teniendo en cuenta la altura de algunos, tampoco es tan descabellado.