Síguenos en redes sociales:

Mesa de Redacción

Eneko Ugarte

Barro y mentiras

Las sucesivas encuestas que pulsan la opinión general destapan cada poco tiempo la creciente desafección política. Desinterés, cuando no directamente señalamiento de la política y su clase dirigente como uno de los grandes problemas del territorio, estado o país –a gusto de cada cual– con el riesgo de caer en el peor y más barato populismo. Un panorama desolador del que es difícil culpar al ciudadano, que bastante tiene con salir adelante en un escenario cada vez más complicado para muchos entre fake news, la avalancha informativa y el exceso de ruido mediático. Lejos de llevar a la reflexión, algunos partidos parecen empeñados en seguir enfangando el lodazal para que la ciudadanía siga inmóvil en su postura descreída y desafecta, incapaz de avanzar hacia un horizonte distinto. Bien les viene a quienes abonan su campo electoral en el cabreo atávico y en la identificación de un enemigo para saber posicionarse en el tablero. Para eso no hace falta ni discurso ni ideología ni, mucho menos, un proyecto de país. Basta con incidir en la mentira, la manipulación y la falta de vergüenza y para eso no hacen falta grandes líderes, basta con inteligentes aprendices de Maquiavelo. El 15-M proclamaba que no había pan para tanto chorizo. Tal vez ahora sea necesario rebelarse y demostrar que no hay suficiente estulticia para que se imponga tanta mentira.