Diario de Noticias de Álava
Miren Ibáñez

Mesa de Redacción

Miren Ibáñez

La verdad, proscrita (II)

“Hitler era comunista”. No salgo de mi asombro. Lo dice Alice Weidel, candidata de Alternativa para Alemania (AfD), que hablando en plata es la ultraderecha germana (y se lo dice a Elon Musk, autoproclamado master del universo, que sin pudor está utilizando el trampolín político que le ha comprado a Donald Trump para jugar a la geopolítica en favor de su imperio empresarial). Esto podría ser simple evidencia de que hemos llevado lo del relativismo y el fin de las ideologías demasiado lejos. Pero me temo que ni siquiera esto lo explicaría. Me temo que es mucho más complejo y, en el fondo, muy simple: identificar un enemigo, armar un discurso muy sencillito para que cale hasta los huesos y esperar a que cale. Más viejo que el hilo negro. Lo escribía ayer aquí, la verdad ha sido proscrita; la mentira es el arma. Así que vamos a desmentir: no, Hitler no era comunista. Hitler era fascista, fascista pata negra, nazi fundador, epítome de la extrema derecha. Más aún: Hitler persiguió, entre otros, a los comunistas. Weidel igual prefiere taparlo un poco, quizá porque le estropea algún intento electoral de desdiabolización de sus siglas a lo Le Pen en Francia. Pero la verdad, la única verdad, es esa. Y lo otro, solo una mentira, otra más.