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Mesa de Redacción

Asier Pérez

Un chicle al límite

El debate sobre el aumento del número de lesiones de los deportistas profesionales está cada vez más a la orden del día. A pesar de que las intervenciones quirúrgicas, los tratamientos y la alimentación han llegado a unos niveles de perfeccionamiento inimaginables hace unos años, el número de lesiones graves no deja de crecer. Todos quieren sacar tajada de un negocio multimillonario como es el deporte y en concreto el fútbol y la vía para aumentar los ingresos no es otra que introducir cada vez más partidos: parones de selecciones, una nueva Champions con más encuentros, el Mundial de Clubes, la Copa Intercontinental... Es una locura el número de citas que se disputan y esta estrategia de estirar el chicle al máximo no hace más que desmerecer el producto por las bajas de las estrellas y la ampliación de la brecha entre los clubes con más dinero y los humildes, ya que los primeros cuentan con plantillas más extensas y mayor facilidad para hacer frente a este asfixiante calendario. Por no hablar de las triquiñuelas de algunos para no enviar a sus mejores jugadores a los compromisos internacionales. Lo mismo sucede en otras disciplinas como el baloncesto o la F1, que no dejan de comprimir sus agendas –que se lo pregunten al Baskonia–. Este despropósito debe parar o el chicle acabará rompiéndose.