Esta noche despediremos a Celedón, lo que en otros tiempos era sinónimo de estampida masiva en la ciudad, casi con la única excepción de los que ya se habían ido antes a disfrutar de sus vacaciones en otros parajes. Hasta casi finales de mes, Vitoria-Gasteiz se convertía hace no tanto en un paisaje prácticamente desértico, en el que encontrarse gente por la calle era una utopía, aunque no mayor que cumplimentar algunos quehaceres otrora ordinarios, como comprar el pan o tomarse un café. Ese cartel de Cerrado por vacaciones que parecía colgarse en cada entrada de nuestra ciudad ha dejado de ser tal en los últimos años y se repetirá en el presente. Los cambios en las fechas vacacionales –antes casi todo el mundo las cogía en agosto; ahora se reparten más–, el incremento de la población –a más habitantes, más gente se queda en la ciudad– y la subida de la llegada de turistas a Vitoria y Álava han propiciado que, aunque se note considerablemente el bajón de residentes, nuestra ciudad tenga una vida mayor este mes que la que tenía hace no tanto tiempo. Esta tendencia también ha conducido a cada vez más hosteleros y comerciantes a mantener sus locales abiertos y ofrecer sus servicios, ya que ahora les sale a cuenta mantener la persiana subida. Porque Gasteiz ya no cierra por vacaciones en agosto. l