Ellas lo hicieron. Se atrevieron, dieron un paso adelante y denunciaron el acoso de una persona que se suponía intocable. Porque la vida va de eso, de mojarse, de no quedarse agazapado en el sitio, detrás de una pantalla de ordenador sin rechistar y dejando que te pasen por encima como una apisonadora. Si te escudas en el miedo, estás perdido. Porque... ¿miedo a qué? ¿a qué te echen? ¿a qué no te llamen más? ¿a que te critiquen? Ellas fueron el año pasado todo un ejemplo, el ejemplo que se ha atrevido a seguir un único compañero de profesión. Hablo de Jenni Hermoso, de Alexia Putellas, de Aitana Bonmatí, de Virginia Torrecilla, de Olga Carmona y de muchas otras. Ellas dieron un paso adelante contra el intocable Luis Rubiales. Han pasado unos meses desde el huracán mediático en que se convirtió el beso no consentido y la agresión hacia la futbolista. Pero estos días, otro futbolista ha dado un paso al frente y se ha mojado. Desde su posición, no ha tenido miedo a las críticas. Hablo de Kilian Mbappé, que no ha dudado en meterse de lleno en la campaña electoral francesa, y ha utilizado su popularidad para hacer un llamamiento a votar contra la extrema derecha, que amenaza con llegar al poder en Francia. Porque la vida va de eso, de mojarse.
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