Hasta ir de potes parece haberse complicado últimamente. Quedar con la cuadrilla y compartir un rato de barra en barra o sentados en una terraza ya no es la parte más importante de esa maravillosa forma de socializar. Ahora parece obligado dejarse arrastrar por la última moda a la hora del alterne. Si no disfrutas del nuevo vermuteo o de las rutas de cervezas artesanas, si no te dejas caer por una cata de vinos o te resistes a sumarte a un afterwork entre floridos gintonics y cócteles de autor, estás fuera de juego. Si uno se asoma a las redes sociales, parece obligatorio dejarse atrapar por estas nuevas tendencias que, qué quieren que les diga, lo complican todo. Aquí somos de poner bote y no es lo mismo ir a birras, tintos o marianos que pedirse un bloody mary. En lo que unos ya han apurado su trago otros siguen esperando a que el barman agite bien su combinado. Cómo nos gusta complicarlo todo. Y eso si no nos da por picar algo. Para quitar la gusa también hay que estar a la última y sacar unos pintxos o raciones clásicas está desfasado. No digamos nada de un bocata de baconqueso o lomopimientos... Ahora se llevan los pokes, las burguer a precio de menú del día, el sushi, el brunch y las tostas de 10 pavos... Les voy a confesar que me encanta probar todas estas pijadas por más que, casi siempre, termine cayendo en mis clásicos básico. A su salud.