¡Cuídate de los idus de marzo!, avisó el adivino de Shakespeare a Julio César. Y pasó lo que pasó. Casi todo está inventado, también en política. Díaz Ayuso ha llegado a la fecha pillada en un renuncio en el supuesto fraude de su pareja. “Aquí hay un caso turbio de todos los poderes del Estado contra un ciudadano anónimo, un particular al que le deben casi 600.000 euros”, se permitió declarar el miércoles, para que 24 horas después se publicara un mail que su pareja remitió a la Fiscalía en el que admite que “ciertamente se han cometido dos delitos contra la Hacienda Pública”. No teman, no parece que el suelo esté temblando bajo los pies de Díaz Ayuso. Mientras tanto, en Barcelona, Pere Aragonès anunciaba elecciones para el 12 de mayo. Y, como la presidenta madrileña, tampoco los partidos de los tableros catalán y español parecían haber escuchado al adivino. El dedo acusador se ha dirigido a los comunes y, más allá, a Yolanda Díaz, culpándoles de torpedear los Presupuestos del Estado de 2024. Junts, por su parte, celebra la aprobación en el Congreso de la ley de amnistía mientras barrunta una operación de ERC y Sánchez para intentar desactivar una eventual candidatura de Puigdemont a la Generalitat, aunque ni mucho menos este capítulo está cerrado. Todo en 48 horas. Los idus de marzo...