Cuando hace dos sábados el Estrella Roja oficializó el despido de Ivanovic y con Peñarroya tambaleándose desde hace tiempo, empecé a sospechar lo que podía ocurrir. Tras varios días de incertidumbre, el cuento ha acabado de la manera más lógica. El montenegrino dirigirá por cuarta ocasión al club donde mejor puede desplegar su filosofía. Con las tiranteces propias de cualquier relación laboral, es de los contados entrenadores que le ha entrado por los ojos a Querejeta durante su longevo mandato al frente del Baskonia. El montenegrino se halla a las puertas de un desafío titánico. A sus 66 años, podría haber dejado pasar la oportunidad y vivir de las rentas, pero Dusko es un valiente que siente algo especial por el Baskonia y Vitoria. Casi es un gasteiztarra más, de ahí que me sorprenden algunas críticas hacia su figura. No sé si su libreto está caducado y algunos de sus métodos ya no son propios del baloncesto moderno, pero alguien así merece de entrada un voto de confianza. Dusko ha sido, es y será el mejor entrenador en la historia del Baskonia, un club donde siempre ha dejado huella en todas sus etapas. Es uno de los nuestros y, por tanto, prácticamente el único capacitado para rescatar al equipo de la depresión absoluta. Al menos, que le concedan el beneficio de la duda.