por imperativo legal y con amenaza de sanciones. Por eso han acudido la mayoría de las jugadoras de fútbol a la Selección de Montse Tomé. Caras muy largas, silencio y enfado, mucho enfado. Igual que cuando llegan los convocados, que parece que se van un mes al Caribe a relajarse, que si bromitas, que si saluditos y muchas risas, que si pachangas al mus o al tute... Y sí, Manu Carreño, las futbolistas lo tienen muy claro: no quieren jugar con España hasta que todos los que rodeaban a Rubiales se marchen también. Todos. Si el beso no consentido a Jenni Hermoso ha sido un punto de inflexión para que el fútbol cambie, ellas lo tiene claro: van a por todas. Pero hay periodistas que parece que no lo entienden, como Manu Carreño y sus palmeros que cada noche deciden qué está bien y qué está mal, como si dictaran sentencia. 15 campeonas del mundo han expresado su voluntad de no formar parte de la Selección hasta lograr cambios. Pero se han hecho oídos sordos y han sido convocadas, como si se tratara de un problemilla entre unas niñatas que no saben lo que quieren. De niñatas nada. Ellas saben perfectamente lo que pasa dentro y han decidido decir que #seacabó. Han sido valientes y, sin palmeros, han tomado su decisión.