Por fin estamos en la recta final del periodo de adaptación de la peque en el colegio y parece que June ya entra feliz a su clase. Eso sí, con la vuelta a la escuela comienza otro horror, lo llamo el pack indivisible entre la escuela y los niños. Y es que si hay algo que nos acompaña como una sombra desde que comienza el colegio, eso son los mocos, y de los mocos al catarro, y cuando se van y creemos que los hemos erradicado... ¡Vuelven a aparecer! Pero no se puede remediar con estos pequeñajos. Hace un par de días le di un Chupa Chups a mi hija y acabaron chupándolo entre tres. Me vi hablando como Janice con su típica frase en la serie Friends: “¡Oh dios mío!”. Entiendo que es casi imposible prevenir el contagio de los catarros en los niños que van al colegio pero, ¿en serio tienen que chuparlo entre tres? Pues nada, de esta manera queda inaugurada la temporada de mocos de mi hija. Lo peor es que además me veo vigilando su moco. Me emociono al ver que va cambiando de color y consistencia ya que eso me da una pista para saber en qué estado se encuentra. “¡Ya tienen color verdoso!”, celebro como una aficionada al fútbol al ver marcar un gol de su equipo. Ay... ¿Dónde te quedaste, Sara? Dichosos virus... pensaré que al menos se inmuniza, es mi único consuelo.