La precipitada e inesperada salida de Pablo Laso del banquillo del Real Madrid, tras su problema cardiaco, terminó por convertirse en una sucesión de partes médicos que reafirmaban la posición de las partes. El vitoriano cierra una etapa de 11 años con 22 títulos en su vitrina después de consagrarse en la entidad como el técnico con más partidos dirigidos (860), mayor número de victorias logradas (659) y el porcentaje más elevado de triunfos (76,6%) de todos los entrenadores que han ocupado ese puesto en la Casa Blanca. En una institución como la que preside Florentino Pérez donde se lleva por bandera el señorío, clase y distinción a la hora de abordar los asuntos más espinosos, la precisión al considerar las “razones médicas única y exclusivamente” en su comunicado oficial de destitución, suena más a esa vieja expresión latina de excusatio non petita, accusatio manifesta. Se olvidan el presidente y el máximo responsable de la sección del resurgimiento que ha tenido el baloncesto dentro del club merengue bajo la batuta de Pablo Laso. Su llegada puso fin a décadas de travesía del desierto y rachas triunfales de otros equipos. Por cierto, una situación similar también la vivimos por estos lares con Velimir Perasovic en 2007. ¿Se acuerdan?
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