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Mesa de Redacción

El legado

El legado

onsumado el descenso del Alavés llega la hora de hacer balance. El de esta temporada es sin duda nefasto en lo deportivo después de dos cursos aprobando raspado a última hora. Se pone fin al periplo más largo del club en Primera en su centenaria historia y toca analizar qué dejan tras de sí estos años, cuál es el legado. Son muchas las cuestiones a debate en torno al club con posiciones encontradas. Pero hay un aspecto en el que debe haber unanimidad por lo evidente y que contribuye a la esperanza: el orgulloso sentimiento alavesista entre los más txikis. En cada partido, Mendizorroza se llena de niños y niñas enfundados en su camiseta albiazul, animando a su equipo del alma y cantando a pleno pulmón las canciones de Iraultza que suenan desde el fondo de Polideportivo. En los parques y patios de Vitoria y Álava es hoy habitual ver a la chavalería luciendo los colores del Glorioso, soñando con hacer las paradas de Pacheco, mandar como Laguardia o meter los goles de Joselu. Y aunque los ídolos pasen, ese sentimiento queda de por vida y es básico en un deporte como el fútbol que vive de las pasiones. Ese legado conforma las mejores piedras para construir el futuro del club y hay que cuidarlo y saber aprovecharlo para volver a lo más alto. Porque no hay duda de que volveremos.