or qué nos molesta tanto que una mujer decida no tener hijos? ¿Por qué criticamos a aquellas mujeres que toman la decisión de dedicarse al cuidado de sus hijos y no trabajar fuera de casa? ¿O por qué no entendemos que una mujer prefiera vivir sola y tener relaciones esporádicas? Tomamos decisiones a todas horas, todos los días, durante toda nuestra vida. Acertadas o no, son nuestras decisiones. Pero siempre aparece alguien a nuestro alrededor que se siente con el derecho de valorarlas si te sales de la norma. Desde tener o no tener hijos, vivir o no en pareja, dedicarte al cuidado de los hijos o trabajar fuera de casa, hasta decisiones quizás más frívolas como ponerte falda o vestir de manera deportiva. Todo se convierte en una cuestión de análisis por parte de los demás en el caso de que vayas a contracorriente. Criticamos a las que no son como nosotras, pero ¿por qué? Tan sólo para reafirmar nuestras decisiones y creencias, así como las decisiones y creencias del grupo de personas al que pertenecemos: una pareja con dos hijos donde los dos trabajan jornadas maratonianas mientras los hijos los cuidan los abuelos o profesores de extraescolares sería la norma establecida. El resto, solo somos las notas discordantes.
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