Los que conviven con perros, cuando llega el verano quieren salir a disfrutar con sus mascotas a todas partes. Como el calor aprieta, ahogando más o menos, son muchos los que eligen lugares con agua donde poder refrescarse. Es entonces cuando muchos dueños de perro se cómo enseñarle a nadar, a disfrutar del agua.

Además de ser un ejercicio para para quemar calorías, se le ofrece la posibilitad de jugar, de divertirse mientras se mantienen frescos. Además, para perros mayores con problemas de artrosis y articulares les ofrece la posibilidad de hacer ejercicio con menos esfuerzo y sufrimiento. Es lo que tiene poder flotar.

Un chihuahua nada y chapotea en una piscina. Freepik

Cada perro es un mundo

De entrada, antes de plantearse entrar en el mar, en el río o en un piscina con nuestro perro hay que saber cómo es. Aunque se diga que instintivamente todos los perros saben nadar, su reacción al estar en el agua es más de supervivencia hasta logra salir. El agua no es su lugar natural. Con esto claro, hay razas y razas, y perros y perros. Unos aceptaran el agua como algo en lo que meterse sin problemas y disfrutarán y otros no querrán ni acercarse.

Además, algunas razasse han ido creando para que convivan con el agua, sea para cazar o para simplemente vivir en un entorno con agua, mientras otras no cuentan con la más mínima adaptación para este medio. Mientras que para un golden o un labrador el agua puede ser un paraíso, para un bulldog puede ser un infierno muy peligroso.

Aun y todo, con todas las limitaciones que hubiera que contemplar, a todos se les puede enseñar a nadar, a disfrutar del agua o, al menos, quitarles el miedo. Desde la empresa Purina, especializados en alimentación y cuidados de mascotas, la zoóloga y doctora en Etología Aplicada Ragen McGowan ofrece una serie de consejos para enseñar a nuestro perro a nadar.

Un chaleco salvavidas puede ser una buena ayuda para que coja confianza. Freepik

Exposición gradual al agua

No importa ni la edad de tu perro ni su capacidad de adaptación ni su curiosidad, siempre será necesario que el acercamiento sea haga de manera paulatina. Nunca hay que forzarlo a zambullirse, ni siquiera cuando parezca que no tiene miedo. Se le puede incentivar un poco, pero hay que dejarlo a su ritmo. Por este motivo, una playa o un arroyo poco profundo puede ser un buen punto de partida. En el caso de los cachorros puede empezarse con una piscina infantil, donde se pone agua hasta que le cubra solo la primera articulación de la pata delantera de tu mascota. Lanzando juguetes dentro o metiéndose uno mismo se le puede tentar a que entre.

Que se meta en el agua solo

Tu perro puede sentir curiosidad por el agua o no. Para tentarlo a acercarse y a entrar, se le pueden ofrecer distintos premios, que se le darán cuando llegue a la orilla o meta las patas. También puedes poner a su alcance su juguete favorito, bien directamente en la superficie del agua bien sujetándolo para que lo coja. En cuanto lo haga, se le da un premio, una chuchería. Habrá que ir repitiendo el proceso cada vez desde más lejos de la orilla. Paciencia y tranquilidad para que el perro viva una experiencia positiva.

A nadar

Cuando ya esté cómodo con el agua a la altura de la tripa, sosteniéndolo por debajo del vientre y el pecho, alzarlo un poquito y llevarlo hacia dentro despacio hacia una zona algo más profunda. Empezará a nadar por si mismo, a agitar las patas para mantenerse flotando y con la cabeza fuera. Cuando le coja el truco y aprenda a coordinarse y maniobrar se le puede empezar a llevar un poco más lejos. Es importante que no se agobie, si se le nota un poco nervioso, volver a la orilla a que descanse antes de volver a intentarlo, más tarde u otro día.

¿Y un chaleco salvavidas?

Como con los niños, antes de aprender a nadar el uso de un chaleco salvavidas para perros puede aumentar su confianza y mantenerlo seguro. Esto es importante para razas de perros que no resulten hábiles nadando. Como con otros complementos, hay que logra que lo acepte y se adapte a él. Hay que presentárselo poco a poco y ofrecerle premios. Cuando esté cómodo, pasárselo por encima para dar la impresión de que se lo está poniendo él mismo. Cuando se acostumbre, se le pone en el lomo y si no se agobia, se le abrocha. Cada etapa, tendrá su dosis de premios y caricias. Cuando ya lo acepte, se le puede acercar al agua.

Buscar un amigo que ya nade

Si hay algún otro perro con el que juegue y ya nade o este acostumbrado al agua , llevarlo para que sirva de incentivo y ejemplo. Puede ayudarlo a aprender por imitación.

Lo que no hay que hacer

Lo primero que hay que evitar es lanzarlo al agua y que se apañe. Lo mas normal es que salga por si mismo, pero el susto y la mala experiencia pueden hacer que no quiera volver a acercarse al agua. Así que nada de “aprende por ti mismo”.

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Una vez en el agua, ojo con ella, no hay que dejar que beba agua del mar, demasiada sal para cualquiera, y tampoco de las piscinas. El cloro, que ayuda a mantenerla limpia y purificada, les hace más daño que a los humanos. Aunque beba el agua del grifo, en las piscinas hay una mayor proporción, además de otros productos químicos. Son más sensibles a estos que nosotros, por lo que es fácil que tengan problemas gastrointestinales.

Los perros, en el agua, nunca solos, siempre bajo supervisión. No importa lo hábiles que sean, pueden aparecer problemas y el agua no es su medio natural. Además, en ríos, pantanos y el mar hay corrientes, olas y mareas que pueden acabar arrastrándoles.