Se mostró muy contundente ayer el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, al afear al candidato de EH Bildu a lehendakari que no sea capaz de calificar a ETA como banda terrorista.
“ETA no fue una banda armada, fue una banda terrorista derrotada por la democracia española”, afirmó, tajante en Bruselas. Es obvio que la segunda parte, lo de la derrota, es más bien una afirmación voluntarista, pero, centrándonos en la primera, está muy bien que el también secretario general del PSOE sepa lo que es una banda terrorista.
No estaría mal que el siguiente paso fuera encajar la misma definición y con igual vehemencia al GAL, creado en los oscuros tiempos de sus conmilitones Felipe González, José Antonio Vera y José Barrionuevo, entre otros.
Pero no, esa breva no ha caído y menos, la del reconocimiento por parte del Gobierno español como víctimas del terrorismo a algunos de los asesinados por la siniestra banda ni, desde luego, a quienes cayeron bajo las balas de fuerzas policiales o parapoliciales, o fueron heridos, torturados o asesinados por esos mismos sembradores de miedo y dolor.
La diferencia
Después de años de negativas, es una gran noticia, un auténtico paso histórico, como contamos en este diario, que Nafarroa, gobernada también por una socialista, haya reconocido la condición de víctimas a doce personas cuyos derechos fueron vulnerados por uniformados o mercenarios de grupos creados y nutridos en las cloacas de la administración pública española.
Cada una de esas personas es importante, pero tiene un hondo contenido simbólico que entre los nombres sujetos a reparación por las autoridades forales se encuentre el de Mikel Zabalza.
No hace falta que les cuente su historia. Fue secuestrado, torturado, asesinado y arrojado al Bidasoa por elementos de la Guardia Civil. Sin embargo, a día de hoy, la versión oficial sigue sosteniendo que el conductor de autobús natural de Orbaizeta se escapó de sus custodios y cayó al río.
Todos los intentos por desclasificar los archivos del caso han topado con la negativa del PSOE. Perdonen que me repita a mí mismo: si exigimos memoria a unos, debemos hacer lo mismo con todos.