Exactamente igual que ocurrió con la visita de Sánchez programada por el márquetin monclovita a Cuelgamuros (antes, Valle de los caídos), las terminales propagandísticas del líder carismático que no lo es venden en las últimas horas su inconmensurable esfuerzo diplomático en favor del reconocimiento de Palestina como estado.
La penúltima hazaña que avientan a todo trapo los lamelibranquios de jornada es que Noruega, que en su día pasó kilo y medio por referéndum de formar parte de la UE, se ha sumado a la cruzada de Sánchez. Claro que la letra pequeña cuenta la historia justamente al revés. Ya desde 2014, el parlamento del estado cuya capital es Oslo, se había pronunciado a favor de la proclamación como estado de todas las micropartes en que está dividida Palestina.
Si tienen tiempo para rastrear en las hemerotecas, verán que, hasta la fecha, al PSOE se la ha refanfinflado un congo el tal reconocimiento. Como tantas veces, solo se ha hecho adalidad de la causa cuando la calculadora le ha mostrado que era conveniente.
Matanza sin matices
Desde los salvajes ataques de Hamás el 7 de octubre de 2023 y la sádica (rozando lo psicopático) respuesta de Israel, en la parte del mundo que no está sujeta a matanzas inmediatas se ha instalado un postureo vomitivo entreverado de un casi más asqueroso ramillete de justificaciones de las tropelías de unos y de otros.
Es la lógica del acción-reacción-acción que tan bien conocemos en nuestro terruño, solo que multiplicando por ene el número de víctimas y la hipocresía.
Vamos ya por 40.000 gazatíes apiolados sin piedad por el ejército hebreo. Reconozco que no soy un ingenuo. Me consta que muchas de esas vidas han sido voluntariamente expuestas como barata carne de cañón por un movimiento teocrático tocado de un fanatismo que a cualquier demócrata debería revolverle las tripas y la conciencia.
Pero esa realidad incómoda para los cantarines de loas facilonas a los derechos humanos no debería desviarnos de la denuncia impepinable: aunque técnicamente no quepa calificar como genocidio las matanzas sucesivas del ejército hebreo, hay que denunciarlas con todas las fuerzas.