No están siendo los mejores días para Eme Punto Rajoy. Ayer mismo, el pendular juez Manuel García Castellón -al que hasta el Gobierno español acusa de lawfare por su intento de emplumar a Carles Puigdemont por terrorismo- imputó a quien fuera el número dos de Interior en su época como presidente. Al individuo, de nombre Francisco Martínez, se le acusa de haber presionado al abogado de Luis Bárcenas para que no se fuera de la lengua.

La noticia, que afecta al caso Kitchen (necesitamos una guía para no perdernos), llega en la misma semana en que una investigación conjunta de La Vanguardia y Eldiario.es ha dejado entrever que el hoy devuelto a su plaza como registrador de la propiedad tuvo conocimiento de las actuaciones de la llamada policía patriótica para desacreditar a figuras relevantes del soberanismo catalán.

"Lo tienen muy crudo"

Esas informaciones han provocado la creación de una comisión de investigación en el Congreso a la que, lógicamente, se le llamará a declarar. Después de que las planas mayor, menor e intermedia de su partido lleven varios días clamando que todo es una cortina de humo, anteayer pudimos escuchar su pronunciamiento al respecto.

"Lo tienen muy crudo", galleó Rajoy en un acto contra la ley de amnistía celebrado en Boadilla del Monte, tierra de un alcalde del PP que tiene por mote El albondiguilla y que fue condenado a 37 años de cárcel por hacer negocios corruptos por miembros de la trama Gürtel. En ese marco tan significativo, el cada vez más acorralado expresidente denunció que uno de los objetivos del pacto del PSOE con los independentistas es "condenarme a mí y a todos los que defendieron la Constitución, la ley y la democracia; jueces y fiscales, cuerpos y fuerzas de seguridad y el gobierno que paró el golpe con la aplicación del 155".

Según su conspiranoica composición de lugar, la herramienta para conseguirlo son las comisiones de investigación: "Mirarán si sacan algo para después acudir a los tribunales".

Para que no faltara de nada, los teloneros de Rajoy en el sarao fueron el enterrador de Ciudadanos Edmundo Bal y el ministro de Interior en tiempos de los GAL José Luis Corcuera