Lo triste es que ni siquiera podemos fingir media gota de sorpresa. Nos conocemos lo suficiente para tener claro que la memoria es selectiva. Y, peor que eso, que los victimarios pueden pasar por víctimas, cuando no, directamente por héroes. Para muestra, el botón de una rudimentaria página web del ayuntamiento de Galdakao que se presenta como espacio de recuerdo y homenaje para represaliados del franquismo y el postfranquismo naturales o vecinos del municipio vizcaíno. Unas pedestres fichas que incluyen datos tan fuera de lugar a estas alturas como el estado civil dan cuenta de los sufrimientos injustos a que fueron sometidos ciudadanas y ciudadanos galdakaoztarras desde 1936 hasta casi nuestros días.

Estaríamos hablando de una iniciativa digna de aplauso si no fuera porque, como ha denunciado un concejal del PSE, entre las víctimas auténticas se cuelan Xabier García Gaztelu —por mal nombre, Txapote— y Jon Bienzobas, conspicuos miembros de ETA, que tienen acreditados numerosos y sonados asesinatos y que jamás han hecho nada parecido a una reflexión crítica sobre sus crímenes. Sus méritos para aparecer en la web, (en ambos casos, además, con fotografías en las que muestran sonrisas de oreja a oreja) consisten en haber sufrido “persecución policial y aplicación de leyes penitenciarias excepcionales.” No se menciona el pequeño detalle de su historial sanguinario. A nadie se le escapa el tremendo escándalo que se hubiera montado si cualquier institución pública se atreviera a glosar como víctimas de lo que sea a pistoleros de los GAL o el Batallón Vasco-Español. Pero en este caso toca silbar a la vía.