- El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, nombró Gernika como término de comparación de las carnicerías rusas en su país y la caverna se puso a rugir. “Ni el que bombardeaba era malo ni los que eran bombardeados eran tan buenos”, regüeldó la opinatera María Jamardo en el programa vespertino de Telecinco. Y como justificación de la operación de castigo nazi, esto: “En aquel momento, el socialismo y el partido comunista estaban del lado o tenían el apoyo de Stalin”.
- Hermann Tertsch, orgulloso hijo de destacado nazi, tardó un segundo en salir en defensa de su sangre. “Zelenski, nacido en la URSS, no tiene culpa de no saber que la iconografía de Guernica es pura propaganda de guerra. Ni que en Guernica murieron menos que en un ataque a cualquier pueblo en Ucrania. Sabe de la guerra civil según Stalin y nuestros colegios”, escupió en Twitter el antiguo periodista y hoy eurodiputado de Vox.
- El argumento (por llamarlo de alguna manera) es casi idéntico al que espolvoreó en El Mundo el histórico negacionista Federico Jiménez Losantos: “Zelenski hizo ayer una cita tonta sobre Guernica, pero sabe de España y nuestra guerra lo que se cuenta en la Europa del Este: la versión de Stalin. Antes, la aviación republicana había bombardeado Cabra, con más víctimas. Pero ¿le vamos a exigir a Zelenski más que a un alumno de la ESO? Informemos al hermano ucraniano: la masacre de Bucha, cerca de Kiev, recuerda a la de Paracuellos, cerca de Madrid, en 1936”.
- Lo del digital catolicón El Debate también fue para nota. Encargó una pieza nada menos que a un antiguo jefe de la Falange española y de las JONS -¡se lo juro!- llamado Gustavo Morales. “La mentira de Guernica: propaganda para convertirlo en símbolo del Frente Popular”, llevaba por encabezado el pestiño firmado por el de la camisa azul y los correajes. Les copio y pego dos frases: “El mito inventado fue convertirlo en un símbolo de defensa del Frente Popular, a pesar de que el número de víctimas fue de 126 personas y 52 edificios destruidos. El día de mercado había acabado cuando empezó el bombardeo que no duró ni tres horas por imposibilidad técnica de las aeronaves participantes”.