- Ya les avancé ayer que lo de Castilla y León nos iba a procurar grandes momentos de diversión. En este minuto ni siquiera es descartable la repetición de las elecciones, cómo se les queda el cuerpo. Sería el descuajeringue padre, pero los gallitos verdes y azules, o sea, abascálidos y casadianos, andan enfrascados en la clásica pelea de cazurros corriendo hacia el abismo, a ver quién se para antes. Entre ustedes y yo, la pena es que no se despeñen ambos, allá cuidaos. Pero no caerá esa breva. Incluso aunque salten, se derrengarán en el mullido colchón de la realidad demoscópica de la región. La mayoría absolutísima de los pagos castellanoleoneses es de derechas. Muy de derechas. Así que las dos familias diestras se pueden permitir el lujo de jugar a medirse lo que cuelga. Especialmente, Vox, que no pierde nada en el envite. Viene de tener un escaño. Ahora, con 13, se puede permitir tensar la cuerda y dar mala vida a la “derechita cobarde” hasta que trague o, si de verdad tiene lo que hay que tener, vuelva a llamar a las urnas y que salga el sol por Mataporquera.
- De momento, el atribulado Fernández Mañueco hace como que resiste. Resulta hasta enternecedor verlo proclamar que “la igualdad entre hombres y mujeres es innegociable”, en alusión a la difusa exigencia de los ultramontanos de “derogar todas las políticas de izquierdas”. Como si en 35 años continuados de gobiernos del PP en la región se hubiera legislado algo que pudiera tener tal consideración. O como si en realidad el candidato a la reelección, que todavía no ha hecho méritos (más bien, al contrario) para ser barón territorial, tuviera un pito que tocar. Hará lo que le manden sus superiores jerárquicos. Es verdad que, de momento, Génova también parece que apuesta por aparentar que no se va a dejar doblar el brazo por Abascal y amaga con dejarse querer por las tres formaciones localistas que han obtenido representación.
- Tal amenaza no cuela. De entrada, por una cuestión de pura matemática. Seguirían faltando tres escaños para la mayoría absoluta. Eso, pasando por alto que es altamente improbable que Soria ¡Ya! Por Ávila y menos aun la veterana UPL (¡a ver si los tertulieros despiertan y descubren que la formación leonesista no tiene nada que ver con las plataformas de la España vaciada!) se avengan a un cambalache en el que no ganan nada. La otra opción, la de la abstención del PSOE que tan cachondos pone a los nostálgicos del bipartidismo, queda totalmente descartada. Resumiendo: necesitamos más palomitas.