EMOCIONADA visitante de Su Santidad, según usted mismo denominó al jefe del Estado Vaticano: No seré yo quien afee a ningún político por mantener un encuentro con el principal representante de la Iglesia católica. Todo lo contrario. Estimo que es no solo lógico sino legítimo intercambiar impresiones con el representante de un credo que, con más o menos énfasis en la práctica, engloba a centenares de millones de personas. Pero eso vale para el actual pontífice, que a lo mejor puede resultarle más simpático que otros, pero también para todos los anteriores o los venideros. Por lo demás, no olvide que en esencia, con más o menos sacarina en sus mensajes, Francisco encarna todos los principios de la institución que encabeza. Todos.