arece ser que unos jovenzuelos que se hacen llamar en latín (Ego Non, buah chaval, cómo molamos) porque van de trangresores, le pagaron unos potes a Arcadi Espada en el Casco Viejo de Bilbao. El tipo, que sigue creyendo que estos andurriales son medio Beirut medio Kabul, lo contaba en El Mundo como una gesta y aprovechaba para salpicarnos su putrefacta doctrina: “El País Vasco de hoy, una comunidad troceada por la inmoralidad y el delirio político, no es obra de ETA sino del nacionalismo en su conjunto. El País Vasco es obra principal del PNV como la Cataluña actual es obra principal de Pujol. A veces pienso si el exceso de grosor sobre la responsabilidad etarra no actúa como un lisérgico consuelo del fracaso constitucionalista”.
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