- Nos reíamos de las gasolineras fuera de servicio y los estantes vacíos de los supermercados en el Reino Unido. Pero todo tiene su vuelta. Ahora los sibaritas del trago y, con mayor motivo para la preocupación, los hosteleros se encuentran con que literalmente se ha secado el grifo de algunos de los alcoholes más celebres que nos llegan de las islas. Adiós por una temporada larga a Beefeater, Seagrams, Absolut y un porrón de marcas de ginebra, vodka, whisky, cerveza y otros licores espirituosos. Y no es porque no se hayan producido. La carencia es de vidrio para las botellas, hojalata para los tapones y plástico para los precintos y los dosificadores. A sumar, claro, a la imposibilidad de encontrar transportistas.
- Ojo, que esto último no es consecuencia exclusiva del brexit. También en nuestro entorno hay una tan creciente como alarmante demanda de conductores de vehículos pesados. A los jóvenes no les tira el camión. Algunos empresarios del ramo dicen que es porque las nuevas generaciones están llenas de finolis, pero a lo mejor tiene algo que ver con que a la vida esclava del volante se una la caída de los sueldos en picado. En todo caso, esta escasez de mano de obra específica se repite en no pocos sectores estratégicos y para que la tormenta se aproxime a la perfecta, confluye con el desabastecimiento de cada vez más materiales fundamentales para elaborar los productos en los que se asienta el modo de vida occidental. Esos que hasta anteayer eran lujos y en nada hemos convertido en elementos de primera necesidad.
- La lista es larga. Empieza con los chips cuya falta tiene grogui a los fabricantes de cualquier elemento tecnológico que puedan imaginar, desde una tostadora a un automóvil. Pero no se queda ahí. Flojean las existencias de aluminio, de algunas maderas, de plásticos, de minerales imprescindibles y no digamos ya de recursos energéticos. Puede sonar a peli mala posapocalíptica, pero en Austria el Gobierno alerta de un posible gran apagón, es decir, un corte eléctrico en toda Europa que se prolongaría durante varios días. “La cuestión no es si lo va a haber sino cuándo va a ocurrir”, sentenció la ministra de Defensa de aquel país. Les recuerdo que hace un mes se fueron a negro nuestras redes sociales favoritas provocando pérdidas multimillonarias o que en julio millones de personas del Estado español estuvieron un día sin luz porque alguien tocó un botón que no debía en Francia. Es el gran drama del primer mundo. Imaginen más abajo.