A la prensa de orden le sobran los doce días que quedan hasta el 23 de julio. Después de que David Feijóo atizara a Goliat Sánchez en el bronco cara a cara de la pasada noche, las cabeceras diestras dan por conquistada La Moncloa y por cautivo y desarmado a su todavía inquilino. ¡Y con qué algarabía!
"Alberto Núñez Feijóo cumplió impecablemente con lo que se esperaba de él"
“Feijóo noquea a Sánchez”, festeja La Razón en primera. “La última bala de Sánchez también era de fogueo”, añade más leña al fuego el editorial en que el aspirante queda retratado como el gran castigador de soberbios: “Porque Alberto Núñez Feijóo cumplió impecablemente con lo que se esperaba de él, con la propuesta de un retorno a las políticas de centro, las que ha proporcionado los mejores años de progreso a España, y un discurso alejado de las pulsiones frentistas que quería ser una mano tendida a aquellos electores de la izquierda incómodos con la deriva radical a la que las alianzas de legislatura ha conducido al PSOE”.
"La de Sánchez es la técnica habitual de los comunistas y los antisistema en las asambleas de la facultad"
Casi haciéndose un bis, el director del periódico azulón, Francisco Marhuenda, sentencia que Sánchez palmó con estrépito: “Feijóo se mostró tranquilo mientras su rival hacía caras y gestos. Le interrumpía constantemente. Es la técnica habitual de los comunistas y los antisistema en las asambleas de la facultad. Cuando no se tienen argumentos consideraban que lo mejor era el griterío y la crispación. Las constantes referencias al pasado, fruto de la desesperación, solo encontraron enfrente a un candidato educado e intelectualmente sólido que podría haberle sacado la corrupción socialista, los crímenes de los GAL y su errática trayectoria”.
“Feijóo frena las opciones de Sánchez de remontar”, ulula ABC. Su director, Julián Quirós, va directo con el dedo al ojo del presunto perdedor: “Sánchez, quedó demostrado, da más para el monólogo que para la disputa minutada. Se rompió el mito de que es un gran fajador y que su adversario resulta un pusilánime sin fortaleza para batirse con él. Habrá discrepancias a la hora de graduar el éxito del PP, pero como poco quedó claro que el PSOE no consiguió romper la ventaja que los populares llevan en los sondeos y Feijóo en cambio frenó con claridad la anunciada remontada de Sánchez”.
Unas páginas más allá, Isabel San Sebastián se marca un zapateado y lanza tres hurras por su candidato: “Al otro lado de la mesa, el líder del Partido Popular derrochó solvencia en el bloque económico, primero de la noche, que ganó con holgura por su actitud respetuosa y tranquila, su dominio de la información y su seriedad. La victoria fue acrecentándose a medida que avanzaba la noche”.
Hasta en Libertad Digital, que no son precisamente fans del gallego, el editorialista canta la gesta del líder del PP: “La mentira y las constantes interrupciones fueron las dos únicas armas de Sánchez para contrarrestar los duros ataques de Núñez Feijóo, que aporreó sin cesar al candidato socialista con el relato preciso y documentado de sus mentiras y traiciones en los cinco años que lleva en el Gobierno. No hubo flanco en el que Sánchez pudiera guarecerse porque no hay ni un solo ámbito de la política en el que su gestión no haya sido un ejemplo de deslealtad hacia todos los españoles”.
“Un Sánchez desbordado pierde el histórico cara a cara con Feijóo”, encabeza El Mundo su editorial. En la letra menuda, más jabón para Feijóo y más estopa para Sánchez: “El dirigente popular logró proyectar la imagen de un político sereno y presidenciable, llevando siempre la iniciativa del debate. El presidente exhibió un comportamiento más propio de un aspirante: errático, nervioso, desbordado, a la defensiva, con una evidente incapacidad para aceptar la crítica y con constantes risas e interrupciones a su interlocutor”.
En el mismo diario, Iñaki Ellakuría habla de “Masacre al sanchismo” y se despacha a gusto contra el árbol que ya ve caído y sin posibilidad de levantarse: “Un acelerado, faltón, inestable y soberbio Sánchez renunció a ejercer de presidente y explicar su obra de Gobierno, en un auto boicot suicida que le regaló las llaves de la Moncloa a Feijóo. A quien le bastó con ejercer de hombre normal y corriente, enumerando las estadísticas que desmontan el triunfalismo económico del Gobierno y la dependencia del líder del PSOE con el independentismo vasco y catalán, para desnudar al sanchismo y mostrarlo brutalmente como lo que es: el proyecto personal de un narciso desencadenado”.
Hasta Raúl del Pozo se suma a la conga de Jalisco desde la contra: “El líder del PP, a quien gusta más la gestión que los platós, atacó como un jabalí que olía la sangre a un Sánchez muy nervioso, al que le brillaba la nariz. Sobre todo cuando le dijo que, de todos los presidentes de la democracia, «el que menos ha respetado la Constitución ha sido usted»”.
En El Español, Pedro J. Ramírez titula en largo: “Sánchez pierde su gran ocasión ante un Feijóo combativo pero sereno”. Los veinte párrafos que siguen son una variación del mismo tema: “El problema para Sánchez es que había depositado en este debate gran parte de las esperanzas de seguir impulsando su ascenso en la campaña. A la vista del resultado, parece claro que el relato de la remontada pierde consistencia”.
"El mito del Sánchez invencible en los debates cara a cara fue triturado ayer"
Al lado, el segundo de a bordo, Cristian Campos, se regodea: “El mito del Sánchez invencible en los debates cara a cara fue triturado ayer de la misma forma que aquel otro mito, el del Sánchez infalible en unas urnas de las que, en realidad, siempre ha amanecido con resultados pésimos. Tiene mucha suerte Sánchez de que Feijóo haya aceptado sólo un debate y no seis. A la vista del resultado del debate de ayer, lo mejor que le podría haber pasado al presidente es que no se hubiera celebrado ni uno”.
En El Debate tampoco tiene dudas. “Feijóo apabulla a un Sánchez irreconocible y hiere de muerte su campaña”, reza el titular de su pieza de apertura. El columnero Antonio R. Naranjo se muestra como unas castañuelas: “Pedro Sánchez llegó al debate en Atresmedia creyéndose Gary Cooper en Solo ante el peligro, pero lo terminó convertido en el célebre camarero borracho de El guateque, encarnado por Steve Franken, un actor bastante más virtuoso que nuestro alterado chiquillo al borde de un ataque de nervios”.
Y aunque sobra material para dos o tres sábanas como esta, echamos el freno en The Objective, donde Jorge Vilches también se refocila: “Sánchez confirmó con sus formas y falta de concreción programática lo que es el sanchismo: malos modos con los constitucionalistas, y amabilidad con los rupturistas. No pudo estar más torpe. Al mismo tiempo que se defendía –gravísimo error que cometió durante todo el debate- confirmó la acusación de que el sanchismo es nocivo para la convivencia. Era su último gran acto electoral de la campaña, y le ha salido como el resto, un fiasco”.