Pese a que hasta sus propias encuestas empiezan a mostrar signos de alarma en los números de Feijóo, en la prensa de orden se exhibe, en general, moral de victoria segura. O, mejor dicho, de derrota inapelable de Pedro Sánchez. Sin embargo, entre col y col, empiezan a aparecer las lechugas de la duda sobre la posibilidad de que, como en el cuento, el cántaro se rompa y no haya mudanza en Moncloa después del 23 de julio.
"Este plebiscito propone repetir un gobierno dominado por los comunistas de Yolanda y sus dieciséis partidos"
“¿Ganará Sánchez su plebiscito?”, se pregunta el director de La Razón, Francisco Marhuenda, en el título de su homilía diaria. En la letra menuda, viene a decir que ni de coña, pero también desliza que hasta el rabo todo es toro y, por si acaso, recuerda los males que podría acarrear que a Feijóo no le salgan las cuentas: “Este plebiscito propone repetir un gobierno dominado por los comunistas de Yolanda y sus dieciséis partidos; Bildu, liderado por Otegi y los simpatizantes de ETA; y los independentistas de ERC, encabezados por Junqueras. Por tanto, autoritarismo, medidas radicales, división de la sociedad, cesiones a los independentistas y los herederos de los terroristas. La alternativa es Feijóo, un político experimentado, prudente y riguroso con una trayectoria impecable en todos los cargos que ha ocupado. Nunca ha sido arrogante o soberbio”.
"No veo tan clara la victoria del gallego como la ven mis conocidos. Aunque la considere imprescindible"
Por un camino muy similar, y también partiendo de una pregunta en el encabezado (“¿Tiene o no posibilidades Sánchez?”), Carlos Herrera expone sus temores en ABC. Bueno, sus temores... y sus sospechas de juego sucio, ya puestos: “Nunca es descartable algún factor imprevisto de última hora, algún elemento ajeno a la campaña que pueda alterar la tendencia de las cosas, pero si no se produce ninguno, me cuesta creer que el sanchismo no tenga prevista más munición que la exhibición de Sánchez por medios a los que nunca quiso ir, cuatro entrevistas ñoñas con sus ministros y los tres mítines que haya podido organizar con lo que le queda de su partido después de las elecciones de mayo. Con todo, no veo tan clara la victoria del gallego como la ven mis conocidos. Aunque la considere imprescindible”.
También en el vetusto diario, Ignacio Camacho, que es de los aparentemente convencidos de que habrá desalojo, parece dejar una puerta abierta a lo que, en su caso, sería una sorpresa. Y, por añadidura, culpa de los que no sepan votar, parece añadir al final: “[Sánchez] sabe que en el supuesto de que disponga de alguna oportunidad de sucederse a sí mismo, su partido tendrá una posición bastante más débil en la correlación de fuerzas del futuro Ejecutivo y dependerá aún más de sus mutualistas políticos, lo que significa en la práctica quedar a merced de sus chantajes, ocurrencias y caprichos, que en relación al independentismo pueden resultar especialmente delicados, por no decir críticos. Falta por saber si los votantes son también conscientes de que este escenario es el más optimista de los posibles para el sanchismo. Lo que ya nadie podrá alegar, visto lo visto, es desconocimiento o candidez para sentirse sorprendido”.
En El Español, Cristian Campos dedica tres cuartas partes de su pieza interminable a desmontar el mito del “Sánchez ganador”. Sin embargo, luego dedica un parrafito al debate del próximo lunes y ahí parece contradecirse: “El debate no lo decidirá la confrontación entre propuestas, sino la imagen que transmitan los candidatos. Es decir, que el debate se decidirá en el terreno de las percepciones. Si yo fuera Feijóo me andaría con cuidado. Sánchez ha construido una Iglesia entera sobre esa roca”. ¿En qué quedamos?
El digital ultracatólico El Debate abre a todo gas con un titular muy propio de su ideología: “El juicio final a Sánchez arranca con Feijóo buscando 150 escaños y la izquierda, el milagro”. En la información de interior también se deja caer la duda, si bien tratando de conjurarla: “En el último mes, Sánchez ha subido en las encuestas, en todas. Según el promedio de sondeos de Electrocracia para El Debate, ha mejorado 2,7 puntos desde el 28-M, que le han permitido recortar casi dos puntos a Feijóo (porque él también ha crecido, pero ocho décimas). La duda es si se trata de un rebote después de tocar fondo en mayo o si realmente hay «remontada», como se han apresurado a proclamar los socialistas”. Ya, ya. A ver si el cava se va a quedar en la nevera.