Está a punto de tocar puerto la undécima temporada. Eso son muchas singladuras…

–¡Sí! Desde luego, bastantes más de las que yo podía esperar cuando zarpamos, allá por 2011. Nunca pensé en ello en aquel entonces. Mis planes se limitaban al siguiente programa.

Conociéndole un poco, sé que cada programa le provoca las mismas sensaciones que el primero.

–¡Incluso mejores! El grupo de amigos, oyentes y colaboradores ha crecido. Cada programa es un reencuentro con personas que respeto y de las que aprendo.

¿Y sigue encontrando historias después de haber contado tantas?

–Cuando arrancamos, había quién nos decía: “¿Cómo vas a encontrar temas relacionados con la Mar cada semana?”, pero la Mar es un universo y, por ello, una fuente inagotable de noticias, curiosidades, historia. Los humanos llevamos relacionándonos con ella decenas de miles de

años y aún no conocemos más que una pequeña parte de sus secretos: sabemos más de la superficie de Marte que de sus profundidades.

Una seña distintiva del programa es la complicidad y la coralidad.

–Como te decía, cada una de las personas que acepta participar en el programa me da una alegría porque son gente que o sabe mucho de lo que habla, Ciencia, Navegación, Literatura Marítima, o ha tenido experiencias increíbles. Y me ayudan a saciar mi inagotable curiosidad. Muchas se han convertido, además, en grandes amigos.

¿Quién está al otro lado un domingo a esas horas?

–Mmmm… no lo sé. Creo que una mayoría tendrá un vínculo previo con la Mar pero me gusta pensar que otras son, sencillamente, oyentes que se dejan atrapar por buenas historias ¡y por buena música!

Y luego están quienes escuchan el podcast cuando les apetece. Eso sí que ha sido un cambio para los que llevamos años haciendo radio…

–Ha sido –o está siendo– una auténtica revolución: la radio a la carta, dónde y cuándo nos apetece. Fíjate que las nuevas tecnologías han hecho mucho daño a otros medios, TV, prensa escrita, pero creo que el podcast es un aliado de la radio. Yo estoy suscrito a unos cuantos y los disfruto mucho.

No hay género ni plataforma en la que no haya trabajado o trabaje. ¿Se queda con la radio?

–¡Por supuesto! La radio deja lugar para que quien nos escucha pueda imaginar, en eso es muy parecida a la literatura. Es un juego que hace cómplices, no siervos.

Además del mar, le interesa la política actual, la memoria histórica, la educación…

–¡Es que son todos temas apasionantes! ¡Y tan importantes! El principal, la educación. Es terrible que sigamos con un modelo educativo ideado por mentes y bajo conceptos del inicio de la Revolución Industrial, si no anteriores. Los científicos nos dicen que aburriendo a un niño desperdiciamos y agotamos su capacidad de fascinación por aprender, y nosotros nos empeñamos en tratarlos a todos igual, troquelando sus mentes y personalidades. Una pena.

Tiene una visión ética muy pronunciada. Le viene de familia.

–No soporto la injusticia y, especialmente, el maltrato a los niños. Y a quienes sufren. Y sí: es algo que me enseñaron mis mayores, que estaban en el bando que perdió aquella guerra, pero nunca perdieron el alma. l