Hoy esto va de carril. Sánchez hace su famoso numerito del planazo de choque y, como es natural, la prensa de orden replica con su propia coreografía. "Auxilio tardío y con guión equivocado", titula el editorialista de La Razón. Vamos, que no le gusta: "No nos parece que sea lo que la nación requiere ni en el fondo ni en la forma por espectacular que retumben las cifras de un esfuerzo confuso, dispar y temporal que pone énfasis en dejar a buen recaudo la extracción de fondos a los españoles extenuados más que en desahogar sus bolsillos".
Busquen las diferencias entre lo del párrafo anterior y este frangamento del editorial de ABC: "De nuevo la izquierda reviste de buenismo lo que no es sino populismo intervencionista a golpe de decreto. Este plan, o uno similar, pudo ponerlo en marcha en febrero sin ser un parche forzado que no responde a la promesa inicial, y solo Sánchez sabrá por qué esperó hasta hoy. Pero hay dos cosas evidentes: el Estado ingresa dinero como nunca, y este plan no es la masiva bajada de impuestos a la que se había comprometido". (¿Cuándo se había comprometido este gobierno a una "masiva bajada de impuestos"?)
Julián Quirós, director del vetusto diario, machaca la idea: "Pedro Sánchez sólo conoce una política, un modelo económico y un estilo: intervencionismo cesarista, impuestos con subvenciones y propaganda, mucha propaganda".
En Vozpópuli, Jorge Vilches se tira de los pelos con parecido aliño argumental: "En la mentalidad progresista se considera que nadie se acuerda de quien bajó impuestos, sino de quien repartió ayudas. Y eso, piensan estos izquierdistas, es lo que mueve el voto de esa masa a la que distraen con discursos de ricos gordos y malvados, y pobres harapientos y bondadosos. Mientras, se dedican a extender la idea de que sin Estado no se pueden resolver los grandes problemas, y que solamente ellos, la izquierda mesiánica, puede manejar ese Estado basado en la justicia y la solidaridad".
Suma y sigue con la brocha gruesa y los tópicos requetesobados, Luis Ventoso anota en el El Debate: "Sánchez y Podemos caminan hacia la argentinización de España. Y el problema es que millones de españoles están de acuerdo, cuando lo cierto es que ningún país ha prosperado hasta ahora trucando el mercado a golpe de estatalización y subsidio. Pero a lo mejor Sánchez oficia el milagro… o nos deja un país en quiebra. Veo más factible lo segundo. Así que debo ser uno de esos ultras que detecta la admirable Adriana Lastra".
En la columna de al lado del digital catolicón, Antonio R, Naranjo sigue con el raca-raca de la bajada de impuestos: "Un Gobierno decente reduciría impuestos y gasto público: el de Sánchez prefiere «regalarte» una parte de lo que te había quitado para que sigas pagando el máximo, pero parezca que le debes un favor. Y tu voto".
Nos queda El Mundo, que tampoco parece muy partidario. "Un plan tardío, demagógico y unilateral", titula su editorial. La pieza no contiene nada que no hayan leído hasta ahora si es que han tenido la paciencia de llegar hasta aquí: "Mucha pedagogía tendrá que desplegar Moncloa para explicar las bondades de un paquete controvertido. No tiene en cuenta la progresividad: la bonificación universal de 20 céntimos beneficia lo mismo a ricos que a pobres, al que conduce y al que no, diluyendo la demanda del transporte. Falta a su compromiso adquirido en La Palma de aumentar las rebajas fiscales. Y desprende un grosero tufo electoralista: ¿por qué se topan las actualizaciones de los alquileres que corresponden según el IPC y no la subida de las pensiones o de la nómina del funcionariado?".