No suenan muy convincentes los vítores en Diestralandia tras el pan como unas hostias del PP en Castilla y León. "Victoria del PP en Castilla y León" titula La Razón en portada. Y no se puede decir que sea mentira, pero se diría que falta algo, ¿no? Lo buscamos en el editorial, pero tampoco: "En definitiva, los populares consolidan en Castilla y León el giro político en España, calcando los resultados que las encuestas de ámbito nacional atribuyen al centro derecha y que tuvo su preludio en los comicios celebrados en la Comunidad de Madrid, donde la opción de la izquierda ha pasado a ser residual". Y por si no queda claro, dosis de refuerzo: "Lo que importa es que el Partido Popular sigue siendo el referente del centro derecha en España y, por lo tanto, la única alternativa real de gobierno en el conjunto de la Nación". Si Vox quiere, ¿no?
Ah, sí, lo de Vox. Bah, bueno, a quién le importa, viene a preguntar el director del periódico azulón, Francisco Marhuenda, que solo mira donde quiere mirar y ver lo que quiere ver: "Es un resultado que es otro jarro de agua fría para La Moncloa. Mañueco ha aumentado el número de procuradores, ha superado a los socialistas recuperando la condición de primera fuerza y podrá gobernar". Insisto: si Vox quiere.
Miren por dónde, ABC sí nombra con tino a los abascálidos en portada: "El PP gana, Vox decide". Pero en el editorial se pasa por alto tan delicada cuestión porque lo que importa, según el encabezado, es otra cosa: "Otro fracaso de Sánchez". Aquí tienen el potito ideológico: "Anoche fue un paso más en el progresivo cambio de ciclo en el ámbito nacional. El sanchismo ya no encandila y se ha visto golpeado. Sus engaños han dejado de ser creíbles. Las movilizaciones de última hora en el PSOE ya son una farsa mitificada, su desgaste aumenta exponencialmente, y el aparato de propaganda con las ayudas europeas no tiene tirón alguno".
El digital catolicón El Debate lleva un poco más el teorema con un titular de apertura abracadabrante: "Sánchez y sus socios suman otra derrota ante el avance imparable del PP y Vox". En el epígrafe leemos "Otro día negro para el sanchismo", y por si faltaba algo, este subtítulo: "El presidente empieza a ser corrosivo para las siglas del PSOE, lo que provoca temblores entre sus barones". La crónica la firma Ana Martín.
Creado el contexto en la crónica, el director, Bieito Rubido, completa la jugada: "El socialismo de Sánchez sigue cosechando derrotas allí donde comparece -Galicia, Cataluña, Madrid y Castilla-León- y parece claro que España vislumbra una alternativa al sanchismo en la unión de las derechas. Quien primero unió a las izquierdas -incluidos antisistema, filoterroristas y golpistas— fue Sánchez. A toda acción le sigue una reacción y en este caso es que la opinión pública española ve cada día más necesario buscar una alternativa al gobierno Frankenstein; llevamos varias elecciones comprobando que es posible".
¿No lo pillado todavía? No se preocupen. El editorialista machaca la idea. "Gana la derecha; pierde Sánchez", rza el encabezado de una pieza que termina señalando el camino: "La mayoría absoluta de Castilla y León es un mandato para PP y Vox extensible al conjunto de España. Y tal vez la primera letra del epitafio político del actual líder del PSOE".
Poco más o menos, esa es la misma mercancía que vende Miquel Giménez en Vózpuli poniéndose entre épico y patético: "El social comunismo ha salido derrotado, el bloque constitucional se fortalece y gana peso y, trasladado a nivel de España, debemos recordar a Winston Churchill: 'Este no es el final. No es ni siquiera el principio del final. Es, más bien, el final del principio'. Tomen nota en los estados mayores de PP y Vox".
Los que no tragan
Hasta ahora, hemos visto a los entusiastas. Les traigo ahora los que no son capaces de fingir el orgasmo. Por ejemplo, El Mundo, cuyo editorial se titula "Baño de realidad para el PP". Después de abroncar a los populares por la irresponsabilidad de adelantar las elecciones, la filípica termina mencionando al gran lider de la derecha y señalando a quién y qué hay que copiar: "Ante esta situación, las políticas liberales de Madrid se han erigido en el contrapunto más exitoso a la deriva radical del sanchismo. Ese y no otro debe ser el espejo en que se mire Mañueco. Y debe ser, cuanto antes, el modelo que Casado debe asumir si no quiere seguir fragilizando su liderazgo. Como advirtió Aznar, se trata de unir, no de separar".
Con más vitriolo, en la página anterior, Federico Jiménez Losantos se saca el cinto: "Pues bien, ha habido ayusazo sin Ayuso, pero ha sido de Vox. El resultado de una campaña entre criminal y suicida ha sido nefasto para la dirección actual del PP. Porque ahora, ¿qué hace Mañueco con el discurso de Casado contra Vox y despreciando a Ayuso? ¿Archivarlo, desmentirlo?".
Pedro J. Ramírez también viene con el zurriago para el líder del PP en el editorial de El Español: "Pablo Casado ha caído en su propia ratonera. Fue él mismo el que decidió escenificar un alejamiento de Vox (en términos extraordinariamente contundentes) durante la moción de censura presentada por los de Santiago Abascal contra Pedro Sánchez. Y fue también Génova la que decidió alentar la decisión de romper el Gobierno con Ciudadanos en Castilla y León y convocar elecciones anticipadas".
Digamos que es la versión suave. Cristian Campos lo dice de un modo más áspero: "Hasta los camellos saben que uno no debería consumir jamás el material con la que trafica. Pero en Génova se creyeron a pies juntillas a sus susurradores. Analistas de segundo nivel que sueñan con convertirse en el Iván Redondo del futuro Gobierno popular (y que convencieron a Génova de que el ciclo virtuoso empezaría hoy)".
En Libertad Digital la golpiza al palentino llega a proporciones bíblicas. "Batacazo de Casado: el PP se queda en 31 escaños y Mañueco necesitará a Vox si quiere gobernar", es el titular de apertura. Lo completa un editorial titulado "Un gran fracaso de Casado y García Egea" con párrafos llenos de bilis como este: "La campaña ha sido mala, el resultado ha sido peor y la dirección popular ha quedado completamente en evidencia: no sólo no han logrado sus objetivos sino que han dejado claro que no son capaces ni de lanzar mensajes que logren movilizar a su electorado, ni de trazar una estrategia coherente, ni de gestionar su relación con Vox y la batalla electoral con un partido al que, empeñado en tratarlo como si fuera su peor enemigo, Casado no logra quitarle ni un voto".