¡Con lo bonito que parecía todo cuando Mañueco se marcó un Ayuso y adelantó las elecciones de Castilla y León! La prensa conservadora se frotaba las manos pensando en la paliza épica del PP. Ahora, como el anuncio de los diccionarios que se llaman así mucho antes de que naciera el partido de Abascal, el PP necesita un Vox. O sea, a Vox. Y son esas mismas cabeceras quienes lo reconocen a seis días del día clave y basándose en sus respectivos sondeos.
"El PP se alejaría de la mayoría absoluta y necesitaría a Vox", dice ABC en su primera de papel. En la versión digital, el mensaje se suaviza un un "pero" de consuelo: "El PP pierde fuerza, pero llegaría a la mayoría absoluta con Vox". Para Ignacio Camacho, la cosa pinta regular: "El paseo triunfal previsto como primer peldaño de la escalada hacia la Moncloa se ha convertido en la travesía angustiosa de un empedrado político por cuyos recodos asoma la sombra de una victoria corta".
En El Mundo, que ya avanzó ayer la cuesta abajo en la rodada de Mañueco, se presta voz a los defraudados barones (¿quiénes?, qué manía de no citar) del PP: "Hay ruido de fondo en el PP. Los barones populares consideran que la contribución de Pablo Casado a la campaña electoral de Castilla y León podría ser aún mayor y reclaman un revulsivo en esta recta final para que la dirección nacional del partido sume más con sus actuaciones y sus mensajes. «Pablo tiene que aportarnos más», piden desde uno de los territorios gobernados por el PP para esta recta final".
"Último sondeo: el PP a 9 escaños de la mayoría absoluta, tendrá que gobernar con Vox en Castilla y León", vaticina El Español en su apertura. El complemento es un editorial en que Pedro J. Ramírez deja una pregunta a modo de colleja en el cogote de Casado: "¿Qué necesidad tenía el PP de arriesgar tanto en CyL?". En el último párrafo, un dedo avisador: "Con el adelanto electoral, Casado lanzó una moneda al aire. A menos de una semana, los pronósticos no son los más deseables. Como no consiga remontar, le va a salir el tiro por la culata".
Vozpúli no tiene mejores noticias para Génova. De hecho, el digital de Jesús Cacho no escatima con el lenguaje: "El desplome del PP obligará a Mañueco a meter a Vox en el Gobierno en Castilla y León". Y por si lo de desplome no se entendía, la crónica empieza así: "Caída libre del PP en Castilla y León".
En El Debate, más de lo mismo. "Mañueco paga la desmovilización de sus votantes y retrocede ante el empuje de Vox", titula su texto Ana Martín. En el subtítulo, el recuerdo para la lideresa que sí sabe hacer las cosas: "El candidato del PP se aleja más del listón de Ayuso, aunque sigue por delante de la suma del PSOE y Unidas Podemos".
La Razón es más sutil en su primera. Contra su costumbre de los titulares mascaditos, esta hoy el portadista tira por lo puramente enunciativo: "El PP consigue entre 34 y 37 escaños y el PSOE baja a 26/28". Es una forma de no decir que la cosa se está poniendo en sánscrito. En todo caso, para que no decaigan los ánimos, el editorialista tira de voluntarismo: "El PP mantiene sus opciones, con o sinVox". Como ilustración, se lo juro, un cohete azul y un verde.
En la contraportada del diario azulón, Francisco Marhuenda habla de las elecciones de Castilla y León, pero no del desinfle popular, sino de la presencia en ella de Pablo Iglesias: "El líder de Podemos en la sombra, Pablo Iglesias, ha decidido trasladar su papel de Inquisidor General de la izquierda populista a la campaña electoral de Castilla y León. Es una lástima que no eligiera Torquemada o Valladolid, las poblaciones donde se cree que nació su predecesor, el dominico Tomás, o Ávila, donde falleció".
Sayas y Adanero, ra, ra, ra; Casero, a casa
Camino del punto final, algunos restos de serie del esperpento del jueves en el Congreso. En primer lugar, el elogio de Cayetana Álvarez de Toledo (sí, esa Cayetana) en El Mundo hacia los diputados mártires de UPN: "Son dos parlamentarios de calidad, militantes de la democracia, a los que nuestro a menudo cochambroso hemiciclo distingue con un silencio pulcro cada vez que toman la palabra. Lo comenté en mi Políticamente indeseable: si en España las listas electorales fueran abiertas y no el cortijo de las cúpulas de los partidos, Sayas y Adanero saldrían elegidos a hombros de felices mayorías".
Eso era en El Mundo, en cuya página dos, Federico Jiménez Losantos hace ejercicio de dedos: "Tras ver negada la democracia, silenciada la oposición e insultados sus dos antiguos amigos de Navarra Suma, los de Inés se abrazaban dando saltitos con los del PSOE y gritando «¡Sí se puede!». Cierto. Como Podemos, podéis. Pero cuando Prevaritxell le mete el dedo en el ojo a un diputado no veamos el ojo a la funerala de Casero, sino dos cadáveres: el de la democracia y el de la soberanía nacional".
La puntilla se la dejamos a Alfonso Ussía, que clava su columna de El Debate en el ya dolorido lomo del diputado del PP que la pifió el otro día: "No entiendo que no haya sido expulsado, o invitado a dimitir, de su escaño y cargo en el Partido Popular. Ha tirado el «penalti» con la portería vacía y le ha roto la nariz a la señora que se hallaba en la fila 3, Fondo Norte, Vomitorio 8 del Segundo anfiteatro. Casero, y deploro escribirlo, es un político inservible".