Les ha dado fuerte en Diestralandia con el proyecto (ojo, que todavía no es más que eso) de Ley de Memoria Democrática. Muy fuerte en algunos casos. Con lo moderado y conciliador y que andaba últimamente Francisco Marhuenda, hoy el director de La Razón vuelve al turrón duro. Tan duro, como para agotar el espantajo de futuras quemas de conventos. ¿Que exagero? Vean: "La ofensiva de la izquierda sectaria y fanática contra la Historia tiene en el proyecto de ley de Memoria Democrática su expresión más inquietante y antidemocrática. La cuestión es saber hasta dónde llegará el odio. Todo el mundo recuerda la imagen terrible del anticlericalismo del terror rojo con el fusilamiento y destrucción del Sagrado Corazón situado en el Cerro de los Ángeles. Los cinco jóvenes de Acción Católica que custodiaban el convento fueron asesinados".
No se me ocurre qué apostillar, así que sin cambiar de periódico, les copio y pego parte del aullido diario del inefable Jorge Fernández Díaz. Verán que el exministro enmarronado no esconde la patita: "Ahora Pedro Sánchez se une a esa arcaica tradición con su Memoria Democrática aplicada a Franco y a su obra política, el franquismo. La comparación con quienes le antecedieron en su aplicación a lo largo de la Historia es suficientemente elocuente de adónde nos lleva el sanchismo. Conducirnos a esos precedentes es lo que está consiguiendo con su disparatada ley de la «damnatio memoriae» a Franco. Progresismo retroactivo con treinta siglos de retraso". Lo que usted diga, señor Kitchen.
Sí, destiñe azul Mahón hoy La Razón. Y al desfile se une con sus correajes dialécticos José María Marco, para quien la ley pretende "consolidar una mentira como un dogma de Estado, respaldado por los instrumentos represivos con los que este cuenta. Mentira en la que no sólo desaparece la historia de los socialistas, claro está. También la de decenas de miles de víctimas de la violencia política que se instauró en España ya desde 1934, por no decir desde 1930. Y, ni qué decir tiene, cualquier referencia al carácter antidemocrático o totalitario de muchos de quienes lucharon contra Franco".
Nos falta, cómo no, el favorito del jefe, Julio Valdeón, que también hace dedo con la cosa: "A Sánchez la memoria sólo le interesa en tanto que instrumento para señalar enemigos. Detrás de su afán justiciero sólo hay pura necrofilia, basura ideológica y alianzas estratégicas con quienes, como los nacionalistas y Podemos, ejercen como representantes de un franquismo gloriosamente reencarnado en sus putrefactos idearios".
En ABC, es Luis Ventoso quien se ejercita en la arenga antimemorística. Como en tantos y tantos casos que llevamos vistos, el amanuense no puede evitar echar pelillos a la mar con el régimen criminal: "Se prohíbe recordar que [el franquismo] fue modulándose y contribuyó, por ejemplo, a crear la clase media y el ascensor social. Esta ley aspira a calarnos orejeras mentales, a prohibirnos leer la historia con las herramientas de la razón y el estudio. Putin y Xi auspician proyectos similares. Todo un indicio".
Desembarcamos ya en Libertad Digital, donde después de encontrar en portada a Santiago Abascal asegurando que están "preparados para resistir el ejercicio del poder totalitario", llegamos a la diatriba de Cristina Losada sobre el futuro texto legal: "El proyecto de Memoria Democrática procede al ajuste de cuentas y, de ese modo, destruye las bases de la reconciliación. Quiere imponer un relato oficial de lo que fueron aquellas etapas de la historia de España, y reducir su complejidad a una historieta de buenos y malos. Nadie, ni los historiadores, podrá apartarse de la doctrina establecida por el Gobierno, que será quien determine qué es verdad y qué es mentira sobre aquellos acontecimientos. Como indica el nombre del proyecto, quien disienta de la ley no será demócrata, y además va a ser perseguido y castigado".
Y si creen que ya lo ha leído todo, van a comprobar que se equivocan. Les queda por conocer la opinión de José Antonio Primo de Rivera. Sí, no se sorprendan. Con un par, Miquel Gimenez se mete en la cabeza del fundador de la Falange y escribe en su nombre, delatándose como un admirador del próximo desahuciado del Valle de los Caídos. Alucinen: "Yo os pido que no malgastéis fuerzas en reivindicar si he de reposar aquí o allá. Es baladí cuando hay otros envites mucho más graves. Mirad como el poder adquisitivo de las clases populares se ha ido devaluando hasta extremos insostenibles. Visitad las colas del hambre, siempre frente a parroquias y nunca delante de las sedes de esos partidos que dicen estar del lado de los más desfavorecidos socialmente. Y luchad por la justicia social, que sin ella no puede existir libertad ni progreso, porque con el estómago vacío se piensa mal y de manera peligrosa". Y luego la ley es guerracivilista...