Lunes de encuestas en Diestralandia. Dos, en concreto, que no es mala cosecha para ser verano. Empezamos con la de La Razón, que va en portada con este titular: "Varapalo a Irene Montero: la mayoría rechaza la Ley Trans". Esa tal mayoría asciende, según la encuesta de NC Report, al 68,3%. Sobre lo del varapalo, dirá la afectada que le den todas las bofetadas en ese papo.
Como acompañamiento indispensable, un editorial de los de "No somos transfóbicos, pero...". En concreto, este lleva por título "Respeto a lo trans, no a la impostura" y enseña la patita así: "El Estado no es quien para insuflar una conciencia colectiva y uniforme, siempre que confiemos en disfrutar de un canon de libertad suficiente. No es propio de una democracia por mucho trabajo de ingeniería social que el Ministerio de Igualdad se proponga".
El sondeo de El Mundo es electoral. Ya imaginan quién sale ganador. "El PP fortalece su mayoría como líder del centroderecha". La traducción está en el interior. Muy mayoritario, pero para acercarse a gobernar necesita ya saben ustedes a quién: "El PP rozaría la mayoría con Vox". Lógicamente, hay la glosa correspondiente el feliz editorial: "Esta radiografía debe estimular el proyecto de centroderecha que Casado está impulsando con el objetivo de volver a hacer del PP un gran partido aglutinador, amplio y moderado. De momento, ha logrado recoger un 12,6% de votantes de Vox, porcentaje que se dispara hasta el 40,6% si nos referimos al captado desde Ciudadanos". Otro capítulo más del cuento de la lechera.
La Ley Trans en La Razón, el sondeo electoral en El Mundo… ¿De qué irá el editorial del otro buque insignia mediático de la diestra española, es decir, ABC? Pues del futuro que le aguarda a Podemos. No me pregunten el motivo. Aquí tienen una muestra del paño: "Este partido malgastó el capital ciudadano del 15-M y sus dirigentes demostraron pertenecer a la más rancia escuela del comunismo, con luchas fratricidas, purgas, escisiones y, sobre todo, mucha doble moral. Comunistas de manual. La fuga de Pablo Iglesias quitó el velo a las carencias de Podemos, dejándolas expuestas a votantes y simpatizantes, que están perplejos por lo poco que han aguantado unos dirigentes que llegaron para salvar a la ‘gente’ de las garras del sistema capitalista. Y ahí están ahora, disfrutando de los chalés del sistema".
De vuelta a La Razón, les subrayo en amarillo una pieza de info.ficción que firma Antonio Martín Beaumont. Sostiene de buenísimas fuentes el mengano que el verdadero arquitecto de lo que vaya a ocurrir en la negociación entre España y Catalunya es el presidente del PNV, Andoni Ortuzar. Y dedica toda la página a la fantasía, con párrafos como este: "En consorcio con La Moncloa, el líder de los nacionalistas vascos, deseoso de tener amigos en Cataluña que recojan el testigo de la antigua CiU con la que «apretar» y pasar facturas a Madrid, ya ha enseñado a los de Oriol Junqueras el camino a seguir de aquí a dos años: un nuevo estatuto reforzado que reconozca al País Vasco y a Cataluña como naciones".
Terminamos con un par de gotitas de licor patriótico-futbolero. Que, oigan, España está en semifinales de la Eurocopa y algunos columneros se ponen pilongos pensando en lo que pueda pasar. Antonio Casado fantasea en voz alta en El Confidencial: "Por soñar, que no quede. Ya solo nos falta superar la meta volante del martes contra Italia para dar una nueva oportunidad a la autoestima de un pueblo necesitado de alegrías. Si pasamos a la final, se puede repetir el milagro de aquel 11 de julio de 2010 en Sudáfrica. Tal vez no sea el verdadero patriotismo, pero la marca España lo agradecería y Puigdemont pasaría un mal rato. Suficiente para celebrar por todo lo alto que, al menos en fútbol, somos los mejores de Europa por tercera vez". Para nota lo de "Puigdemont pasaría un mal rato".
Y en ABC, Juan Pablo Colmenarejo concluye así su cóctel de churras balompédicas con merinas ideológicas: "El apaciguamiento pretendido mutará en aplastamiento de los cumplidores de la legalidad constitucional que mañana volverán a gritar gol en silencio -no solo ocurrirá en Cataluña- sin mirar si el autor es vasco, catalán, canario, murciano o de Vallecas". Pueden ir en paz.