Sigue el crujir de dientes diestro ante el anuncio de una armonización fiscal que impida que la Comunidad de Madrid vaya por libre. Los más centralistas del lugar acusan ahora a Sánchez, toma ya, de recentralizador. Emilio Campmany Junior es uno de los que entona el "¡Madrid nos roba!" con que encabezábamos este mismo repaso ayer. He aquí una pequeña muestra de su descarga: "Y sin embargo tienen que acabar con Madrid. No pueden tolerar que Ayuso demuestre que se pueden prestar más y mejores servicios sociales con impuestos más bajos. Los socialistas y los comunistas transmiten la falsa idea de que a más impuestos, mejores servicios. Y eso sólo es verdad hasta un determinado límite que las normas fiscales del Estado y las de la mayoría de las comunidades autónomas hace mucho que superaron".
En La Razón el ultraliberal Carlos Rodríguez Braun disfruta del momento. "La izquierda va a por usted, señora", titula su pieza. Son cinco párrafos que se resumen en las siguientes líneas: "Prepárese, por tanto, a pagar más, y a pagar más por todo, pero también a ser intoxicada con un copioso argumentario antiliberal, que ya están distribuyendo las izquierdas entre las voces amigas. Pero no se engañe. Van, como siempre, a por usted, señora". No queda claro, por cierto quién es esa señora. O es que quizá lo que dice que va a ocurrir no afecta a los señores.
En la página siguiente, uno de los editoriales menores le da otra vuelta de tuerca: "El Gobierno insiste en su cacería contra Díaz Ayuso con todos los medios, incluido el ataque a la economía de las familias y las empresas y al autogobierno". ¡Y al autogobierno! Volteando el periódico se llega a la filípica del director, que va de lo mismo, qué casualidad. "El impuestazo social-comunista" es el título que escoge Francisco Marhuenda. Muy prometedor, pero luego el texto apenas cumple con las expectativas. Salvamos este fragmento: "El impuestazo es la salida fácil de los malos economistas formados en los tan perniciosos conceptos estatistas. Una excesiva presión fiscal es desincentivadora para la actividad económica a lo que se une la inestabilidad política así como el populismo y comunismo podemita".
Suma y sigue, El Mundo dedica uno de sus editoriales a la cuestión. Escoge como enfoque, eso sí, la bofetada que supone cara el candidato del PSOE en las autonómicas madrileñas verse desmentido hasta tres veces por Sánchez y la ministra Montero. "Gabilondo ya no tiene credibilidad fiscal", es el título de un texto que no puede evitar la referencia al trabajo de los aizkolaris: "Sánchez se amolda a las mentiras nacionalistas que acusan a Madrid de dumping. Pero bajo el subterfugio de una armonización, el hachazo fiscal lastrará la recuperación".
¿Queda alguien por tirarse de los pelos? En realidad, varios opinadores, pero para no eternizarnos, zanjamos el asunto fiscal con el comienzo de la diatriba del catedrático de Economía José María Rotellar, de nuevo en La Razón: "El Gobierno de la nación tiene una obsesión, que no es otra que la Comunidad de Madrid. Ya sea en materia sanitaria, económica o tributaria, el acoso que el Gobierno Gobierno de Sánchez aplica a Madrid no parece tener límite en todo tiempo, pero de manera acrecentada ahora, en precampaña electoral".
La representación literalmente gráfica de todo lo anterior es la viñeta de Tomás Serrano en El Español con la que ilustramos estas líneas. Conste en acta la autoría.
Restaurantes, Puigdemont ecuatoriano y 14 de abril
Para variarles la dieta, tres píldoras finales. La primera la firma Salvador Sostres, con lo cual pueden prepararse para cualquier barbaridad. Esta vez es menor. Se trata de una alucinógena teoría sobre la relación entre los restaurantes y la libertad. Ya imaginarán por dónde va: "No es casualidad, porque en España no existen las casualidades, que el estandarte de la libertad que encarna la presidenta Ayuso sea la apertura de los restaurantes, ni que la sucia tiranía catalana se exprese principalmente en que tengamos prohibido salir a cenar".
Echábamos de menos al afinador Jorge Fernández-Díaz, pero Marcelo, su ángel de la guarda, nos lo devuelve. Viene celebrando la derrota de la izquierda en las elecciones de Ecuador. No puede evitar sus obsesiones desde el título: "El fin del Puigdemont ecuatoriano". Y en el interior, más de lo mismo. Es difícil no sentir sonrojo: "Esperemos que los oprimidos seguidores del huésped de Waterloo imiten pronto a los hermanos de la querida República americana, patria del prócer Gabriel García Moreno".
Siendo el día que es, no podía faltar un corta-pega sobre (o sea, contra) el advenimiento de la segunda República, del que hoy se cumplen 90 años. Lo firma Ignacio Camacho en ABC, el periódico que fletó el avión que trasladó a Franco de Canarias a Marruecos. Como se ve desde el título —"República para qué"—, no es muy partidario. Lo traido por los pelos del argumento, tela: "A los actuales republicanos españoles les cuesta digerir la evidencia paradójica de que los ideales de la II República no se cumplieron hasta la consolidación de la monarquía de Juan Carlos I. Las libertades públicas, la paz civil, la universalización de la sanidad y de la educación, la cohesión social, la modernización estructural y cultural y la participación política efectiva sólo fueron posibles a partir de una restauración democrática que, bajo el impulso de la Corona, cerró las heridas de la guerra y la dictadura en una reconciliación nacional culminada con la amnistía general".