El mundo de la moda no se entiende sin las modelos, y entre ellas una de las imprescindibles es Claudia Schiffer, que dominó las pasarelas y las portadas de las revistas cuando el siglo XX afrontaba su última década. La alemana marcó una época en los años 90 junto a otras supermodelos como Cindy Crawford, Naomi Campbell o Elle Macpherson, aunque en su juventud no iba encaminada hacia ese mundo. Nacida en 1970 en Rheinberg, su destino parecía encaminado a seguir los pasos de su padre y convertirse en abogada. De hecho en más de una entrevista Schiffer afirmó que en la escuela se sentía acomplejada porque era muy alta y delgada, lo que sumado a que provenía de una familia acomodada provocó burlas de compañeros de clase.

Pero poco antes de que llegara el momento de dar el salto a la universidad y matricularse en Derecho, que era su objetivo, en 1987 su vida cambió de forma casual. Se encontraba bailando con unos amigos en una discoteca de Düsseldorf cuando se le acercó el mánager de la agencia de modelos Metropolitan, Michel Levaton, para preguntarle si le gustaría trabajar con ellos. Aunque en un principio la joven alemana se pensó que ese hombre quería ligar con ella, sus promesas de éxito la convencieron y se alejó de la abogacía, con permiso de su padre. “Sabía que iba a triunfar”, aseguró Levaton, pese a que las revistas de moda la rechazaron en un principio, pronosticando, de forma claramente errónea, que no pasaría de chica de catálogo y de que su rostro infantil no tenía garra.

Iba a comenzar Derecho, pero con 17 años el mánager de una agencia le propuso ser modelo al verla en una discoteca.

Lagerfeld la lleva a Chanel

La edición francesa de la revista Elle fue la primera en apostar por ella para un reportaje y a partir de ese momento le llovieron las ofertas. Su pelo rubio, sus ojos azules, sus 1,82 metros de altura y sus curvas (95-62-92 eran sus medidas) la hicieron aparecer más veces en esa publicación hasta que todo un Karl Lagerfeld, diseñador de la casa Chanel, se fijó en ella. “Es el artículo más exportable de Alemania”, llegó a decir su paisano, fallecido en 2019.

Y eso que el fichaje por la firma francesa llegó a calificarse como sacrilegio, conocida la fobia que Coco Chanel tenía a las modelos rubias y a las curvas. Pero si todavía había alguna duda sobre su figura pronto la disipó, e incluso fue bautizada por la prensa como “la nueva Brigitte Bardot”. Semejante éxito multiplicó sus contratos publicitarios (y su cuenta corriente) y marcas de todo tipo quisieron asociar su imagen a la de la alemana: Revlon, Wella, Fanta, Pepsi y un largo etcétera. Pero la firma que supuso otro hito en su carrera fue Guess. Una campaña a principios de los 90 para la marca de vaqueros le abrió de par en par las puertas del mercado estadounidense y la catapultó a desfiles de Versace, Ralph Lauren, Dolce & Gabanna y Valentino. En aquellos años se decía que ingresaba unos 100 millones de dólares anuales.

Karl Lagerfeld la llevó a Chanel y se consideró un sacrilegio, ya que Coco prefería mujeres morenas y sin curvas.

Cerca de 1.000 portadas

No sólo de desfiles vivía la top entre las top models de la época. Se calcula que a lo largo de su carrera ha protagonizado cerca de 1.000 portadas de revistas, logrando ser pionera en algunas de ellas. Así, fue la primera modelo en aparecer en las portadas de Rolling Stone y de Vanity Fair, además de en The New York Times. Y se convirtió en habitual de publicaciones como Vogue, Cosmopolitan y Harpers Bazaar, entre muchas otras. “Yo soy una mujer sencilla, no tengo nada especial, me siento como una mujer normal”, afirmaba, tirando de modestia pese a alcanzar la cima en el mundo de las pasarelas. Ya a finales de los 90, en el otoño de su carrera, firmó tres grandes contratos, con Citroën (pese a no tener carné de conducir), L’Oréal y Bulgari, que le otorgaron todavía más músculo económico para su otra faceta, la de empresaria, en la que se siempre se ha desenvuelto con solvencia. 

Ha protagonizado casi 1.000 portadas y fue la primera modelo en aparecer en Rolling Stone y Vanity Fair.

Con buen ojo para adquirir obras de arte, terrenos y casas (ha tenido propiedades en Düsseldorf, Mónaco, Londres y Mallorca) y para invertir en bolsa, quizá su peor inversión fue la cadena de restaurantes Fashion Café, que montó junto a sus colegas Naomi Campbell y Elle Macpherson y que terminó cerrando apenas dos años después de su apertura. “Me han acusado de ser demasiado fría en los negocios. Soy una mujer muy seria, pero no me preocupa sólo el dinero. Eso es falso. Vivo entregada en cuerpo y alma a mi trabajo. Si quisiera gestionarlo todo, no podría hacer cine, por ejemplo, porque cuando se rueda una película una no controla nada”, aseguró en una entrevista.

Desfilando para Chanel en 1995.

Desfilando para Chanel en 1995.

Cine y repunte publicitario

Efectivamente, también ha tenido sus incursiones en el cine, pero no quiso llegar a los rodajes como una intrusa, sino que se lo tomó en serio: contrató profesores particulares de interpretación en Los Ángeles y Nueva York. “Me considero una debutante con mucho que aprender, por eso me niego a aceptar papeles protagonistas. Es demasiado pronto”, afirmaba sincera. Hasta entonces sólo había sido la monitora de aerobic de Macaulay Culkin en ‘Niño rico’ (1994), pero más adelante tuvo papeles más interesantes en películas como ‘Blackout’, ‘Zoolander’ o ‘Love actually’. Bastantes años después de dejar paso a la generación siguiente, la alemana retornó con fuerza en 2008. En ese año y en los posteriores protagonizó campañas para Louis Vuitton, Chanel, Yves Saint Laurent y Salvatore Ferragamo. “Supermodelos como las de antes ya no hay”, afirmaba por aquellos tiempos, asegurando que la brasileña Gisele Bündchen era la única que podía acercarse a esa definición.

En los últimos años ha seguido prestando su imagen a diferentes productos y lanzando líneas de ropa asociada con marcas, porque a sus 52 años sigue conservando una espectacular imagen que la ha llevado en este 2023 a volver a sus orígenes y ser de nuevo portada de la versión francesa de la revista Elle.

Ha sido portada de la revista Elle con 52 años en enero de 2023.

Ha sido portada de la revista Elle con 52 años en enero de 2023.

Veranos en Mallorca 

Mallorca ha sido la segunda casa de Claudia Schiffer y su familia durante más de 30 años. “Es el lugar más bonito de Alemania”, llegó a afirmar como buena germana. Desde niña veraneó en la isla al tener sus padres una casa de verano en Port d’Andratx, y a finales de los 90 decidió adquirir su propia casa muy cerca, en Camp de Mar. Tras una interminable reforma que duró cinco años para convertirla casi en un búnker, en 1999 la complementó adquiriendo una finca anexa de 400.000 metros cuadrados.

Pero su tranquilidad balear se frustró cuando su vecino, Willi Weber, que había sido el mánager del piloto de Fórmula 1 Michael Schumacher, le cortó dos emblemáticos árboles centenarios porque le tapaban las vistas al mar. A partir de entonces no se encontró tan cómoda en su casa de Mallorca, sus visitas cada vez fueron más esporádicas y terminó vendiéndola a un empresario ruso por 12 millones de euros, un muy buen negocio.

Alberto de Mónaco y David Copperfield, antes de su gran amor

Claudia Schiffer lleva casada desde 2002 con el productor de cine inglés Matthew Vaughn (que en lugar de un anillo de boda le regaló una tortuga), con el que ha tenido tres hijos: Caspar Matthew (20 años), Clementine (18 años) y Cosima Violet (12 años). En enlace fue en Londres, en la capital inglesa nacieron sus hijos y allí sigue viviendo, con frecuentes escapadas a Düsseldorf. Pero antes de encontrar la estabilidad en una pareja se le conocieron otras que no salieron bien. En primer lugar, allá por 1992 se dijo que estaba con el príncipe Alberto de Mónaco, aunque ella lo desmintió. “Sólo somos buenos amigos”, afirmó en una rueda de prensa. Un año después, en 1993, comenzó una relación, que duraría seis años, con el ilusionista David Copperfield, que la invitó a salir al escenario para participar en uno de los números del espectáculo que ofreció en Berlín. En la fiesta posterior celebrada en un hotel comenzó la historia de amor entre el estadounidense, que entonces tenía 37 años, y Schiffer, que apenas llegaba a 23. Durante su noviazgo algunos medios especularon con una relación arreglada y pagada, con varios contratos que fijaban hasta los más mínimos detalles de sus encuentros, algo que ambos siempre negaron y quedó desmentido, aunque el abogado de la modelo reconoció que el primer encuentro fue pactado por los agentes de los dos.

Naomi Campbell, Claudia Schiffer, Christy Turlington y Elle Macpherson. Instagram (@Claudia Schiffer)

El ‘big six’ que hizo historia

Cada década tiene su moda reconocible. Los años 90 estuvieron marcados por la intención de las personas de mostrar su individualidad a través de la ropa, con un estilo despreocupado y sencillo, con siluetas sueltas, telas de tipo casual y detalles deportivos. Así, era habitual ver pantalones vaqueros rotos, camisas de leñador y jerséis anchos de rayas, con una estética rapera o grunge. Y si los 90 tuvieron su moda, también tuvieron sus modelos. El conocido como ‘big six’ no reúne a todas las mujeres que dominaron las pasarelas en esos años, pero sí que reunió a seis supermodelos que coparon las portadas de las revistas. Además de la alemana Claudia Schiffer, se incluyó dentro del ‘big six’ a dos británicas, Naomi Cambell y Kate Moss; a dos estadounidenses, Cindy Crawford y Christy Turlington; y a una canadiense, Linda Evangelista. Eso sí, podría haberse ampliado la cifra para incluir a otras mujeres que también protagonizaron esa década, como Valeria Mazza, Stephanie Seymour, Elle Macpherson, Eva Herzigova, Helena Christensen, Milla Jovovich o incluso Carla Bruni, sin descartar a las españolas Judith Mascó, Inés Sastre o Eugenia Silva.