Tras siglos de trabajo y esfuerzo, el pastoreo sigue siendo una de las profesiones pertenecientes al primer sector más importantes de nuestro entorno, y como asegura la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, este también “favorece un futuro mejor”. Pero, ¿cómo está su situación en estos momentos? ¿Cuenta con relevo generacional?

Ane Garziandia, formadora de la escuela de pastores de Gomiztegi, en el corazón de Arantzazu (Gipuzkoa), explica que esta escuela nació hace ya 26 años, como parte del recorrido que comenzó ya en la década de los años 80. “Tras un diagnóstico sectorial, comienza un poco a hacerse las primeras asociaciones profesionales alrededor del ovino”, rememora. Y en el 97 “seguimos teniendo el problema del relevo generacional, y se ve la necesidad de que haya una formación para las siguientes generaciones, para que también se vayan adecuando a las nuevas situaciones, y surge de ese contexto”, explica. 

La labor de pastor es igual de importante para la sociedad como de compleja.

Al fin y al cabo, este era antes un legado que se transmitía de generación en generación, que pasaba de padres a hijos que heredaban el rebaño y con él su futuro laboral. Y ahora, formaciones como la de la escuela de pastores son una herramienta más para intentar relanzar esta profesión. “Es una herramienta más para seguir formándose. Es verdad que hay un problema bastante serio a nivel de relevo, en muchos oficios pero aquí también. Antes era un relevo natural”, reconoce Garziandia.

Muchos cambios

Además, el pastoreo, como todos los oficios, se ha ido adaptando a los nuevos tiempos, más modernos y llenos de avances en tecnología. En ese sentido, esta formadora -veterinaria de profesión- asegura que la base tradicional, el sistema semiextensivo que aprovecha los pastos como primer recurso, se sigue manteniendo. “La base tradicional se mantiene, pero es verdad que se han incorporado tecnologías”, explica, al tiempo que añade que a nivel de instalaciones también se ha incorporado tecnología que a veces va dirigida al confort, a la comodidad y a la optimización. “En base se mantiene, pero es verdad que se han ido agregando tecnologías”, resume. 

Este año son 10 las personas que se gradúan en Gomiztegi.

En estos momentos, Gomiztegi sigue ofreciendo su proceso formativo de nueve meses, dirigido a los alumnos que quieren vivir en este sector. Este año tienen 10 alumnos (8 de Gipuzkoa, uno de Lapurdi y otro de Araba), y comenzaron el curso a finales de septiembre para terminarlo ahora, a finales de junio. Porque sigue habiendo gente que quiere dedicarse a este oficio como modo de vida. 

Además, cuentan con el rebaño de Gomiztegi, con el que producen queso y los alumnos hacen parte de sus prácticas allí, y la otra parte en otros caseríos fuera. “Les permite ver diferentes formas de hacer y producir”, explica en ese sentido Garziandia.

Y también está repleto de beneficios el pastoreo para Garziandia, ya que es un oficio que abarca muchos aspectos y que por lo tanto no está exento de complejidad. Y es que quienes se dedican a esto son observadores de todo; hacen productos de alimentación seguros, de calidad; gestionan un territorio, sus pastos y sus bosques; y también tienen que estar al día de todos los requisitos sanitarios, burocráticos, económicos, etc. 

El papel de las mujeres siempre ha sido esencial en el mundo del pastoreo, ellas siempre han estado ahí.

Y son hasta meteorólogos, ya que tantos años de observación permite a los pastores conocer el tiempo que va a hacer y adaptarse a las circunstancias. Pero, ¿qué papel tienen que jugar la sociedad y las instituciones para garantizar el relevo generacional del pastoreo? Para esta formadora, desde las instituciones hay que hacer apuestas, sobre todo, a largo plazo. Y la sociedad, por su parte, explica que “creo que nos falta acercarnos a donde se producen los alimentos. Apostar por productos cercanos, locales, etc. Acercar un poco más el mundo del consumidor y el mundo del productor”. 

El papel de las mujeres

Y, ¿cómo va en los últimos años la representatividad de las mujeres en este sector? “Parece que tenemos trabajo, porque la mujer siempre ha estado, y sigue estando, trabajando en el caserío, en los rebaños... Siempre ha estado muy presente y sin embargo su representatividad no tanto”, reconoce esta formadora, que dedica su vida a su labor como veterinaria, y después entró como coordinadora de formación en Gomiztegi. Porque recuerda que estas profesiones requieren de una formación constante, de estar aprendiendo y adaptándose. 

Aprender a desenvolverse en esta profesión es esencial.

Sus beneficios

Porque, además, esta profesión es para la FAO una aliada contra el cambio climático. Y es que explican que de las investigaciones se desprende que “los terrenos de pastoreo tienen el potencial de lograr un balance neutro de carbono, puesto que el pastoreo puede compensar los niveles de carbono al estimular el crecimiento de las plantas, lo que ayuda a fijarlo en el suelo”. En los sistemas de pastoreo, también puede trasladarse el ganado a campos y tierras en barbecho para aprovechar los residuos de las cosechas como piensos y distribuir el abono animal como fertilizante, con lo cual se reciclan los nutrientes como parte de una bioeconomía circular. Y ayuda a la creación de empleo, ya que la FAO también explica que el pastoreo garantiza los medios de vida de millones de personas en el 75% de los países del mundo, “si bien las políticas e inversiones lo han desatendido durante años”. Impulsar el acceso de los pastores a la educación, la capacitación, la información, los mercados, el apoyo veterinario y a la producción animal, la sanidad y las finanzas, y facilitar los desplazamientos transfronterizos puede generar importantes beneficios económicos y sociales, recuerdan finalmente desde la FAO. “El pastoreo es necesario, y creo que hay que hacer una colaboración entre distintos ámbitos”, resume Garziandia.

Un libro recorre los senderos de los pastores

La pareja de montañeros lasartearras Sara Carte Moriones y Txusma Pérez Azaceta han publicado el libro Cañadas y Senderos de Pastores con la editorial Sua. En esta guía montañera relatan con todo tipo de detalles 25 rutas que utilizan los pastores con sus rebaños para ascender a los pastos de altura y donde se puede conocer antiguos caminos en las principales sierras de la montaña vasca.

Además, han acompañado a un pastor, su perro y sus ovejas por el macizo de Aizkorri, con otro rebaño han cruzado la Malloas y almorzado en una majada de Aralar, así como conocido los secretos para elaborar un queso de altura. “Conoceremos cómo se aprende a ser pastor en la Escuela de Pastores de Arantzazu, la situación actual de las Cañadas de Navarra, el recorrido de la Senda del Pastoreo o la Ruta del Queso”, explican. Y es que se trata de un libro que invita a subir a las sierras y coronar cimas por los viejos caminos ganaderos que durante siglos han comunicado los fondos de los valles con los pastos de altura. Asimismo, presenta la actividad y la cultura pastoril tal como hoy en día se desarrolla. “Esas rutas ancestrales nos llevan a disfrutar de nuestras jornadas montañeras”.

El futuro

La FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura aporta a lo largo de un artículo siete razones por las que considera que el pastoreo “favorece un futuro mejor”. 

  1. Diversifica la producción de alimentos. 
  2. Actúa contra el cambio climático.
  3. Funciona como sistema de alerta rápida en caso de pandemias. 
  4. Fortalece a la población activa y ofrece oportunidades de empleo. 
  5. Reduce la competencia entre piensos o alimentos. 
  6. Protege la diversidad animal.
  7. Ayuda al crecimiento de los bosques.