Queremos más y mejor economía. La queremos más productiva, más innovadora, más sostenible. Queremos que Álava progrese y crezca en oportunidades para todos y todas. Queremos más músculo industrial que genere más renta, más aportación fiscal, que sirva para generar empleo y para propiciar servicios públicos.
En definitiva, queremos lo mejor para nuestro Territorio y sus habitantes. El deseo es fácil de identificar. El camino para llegar a él quizás no tanto, no por la dificultad de encontrarlo, sino por la disparidad de criterios con los que convivimos a diario.
Queremos ser atractivos a la inversión, queremos retener y captar talento. Queremos ser vanguardia de la formación para ser vanguardia de la innovación.
Queremos los mejores servicios de todo tipo para ganar en atractivo para el emprendimiento. Queremos que la inversión pública se multiplique, que en la educación nos situemos en la excelencia. Que la vivienda sea asequible para los jóvenes.
Queremos buena logística, buenas infraestructuras, los mejores medios para la movilidad. Queremos más colaboración público privada.
El dilema no está en lo que queremos. Está en cómo lo conseguimos. Nuestra hoja de ruta como socialistas, para conseguirlo es una y también sabemos que hay más hojas de ruta y que no son coincidentes.
Los socialistas sabemos que la responsabilidad y la iniciativa pública para aportar al objetivo común de una mayor y mejor economía requiere de una colaboración fiscal creciente y suficiente y de unas relaciones laborales más holgadas y sociales.
Apostar por rebajar impuestos, por dejar al mercado que regule por sí solo la actividad económica, o insistir en esa filosofía de que el dinero donde mejor está es en el bolsillo de cada ciudadano, no ayuda, más bien resta a la consecución de los objetivos comunes.
Álava tiene los medios humanos para conciliar emprendimiento, talento y bienestar social
Vivimos tiempos de mucha incertidumbre, de muchos desafíos y de un desarrollo tecnológico a una velocidad endiablada. Los conflictos bélicos cierran y mueven los mercados internacionales, generan inflación, descontrol y deslocalización de las materias primas, crean inseguridad en el comercio y detraen recursos para la prosperidad en favor de la industria del armamentística.
El cambio climático tiene un tratamiento lento porque los negacionistas también son poderosos y porque dificultan notablemente las medidas de choque. Mientras esto ocurre hay que enfrentarse a cómo alimentarnos con un sector agroganadero que necesita de un gran apoyo público para reinventarse, para adaptarse a las nuevas circunstancias climáticas, un sector que necesita alimentar a más personas porque la población crece y la tierra no.
La inteligencia artificial, que convive con nosotros desde hace cincuenta años, ha dado un salto espectacular en esta década y parece dispuesta a multiplicar su velocidad y efectos. Una inteligencia que apreciamos y abrazamos pero que la queremos domesticar para que cumpla con el servicio al interés colectivo respetando los derechos humanos.
Muchos retos, precisan de mucha complicidad. En ello estamos los socialistas. En la complicidad compartida mediante estímulos. En la complicidad no sólo para hacer importante a todas las personas en el sistema productivo sino para hacerlo también en la cadena de valor. Compartir y repartir. Compartir talento y esfuerzo y repartir resultados.
Álava tiene los medios humanos para conciliar emprendimiento, talento y bienestar social. Para lograrlo el trazado debe encauzar en él una visión progresista, que no será unánime pero que debe contar con una amplia mayoría. Conseguirlo es tarea de todos y todas las que estén por esta labor y esta orientación. Los socialistas ya caminamos.