Sí, no ha leído mal, “agricultura de carbono” y sí, se puede enterrar. Durante décadas muchas de las iniciativas para compensar las emisiones de CO2 se limitaban a plantar árboles. Tantos árboles plantados, tantas toneladas de CO2 revertidas. Sin embargo, este sistema adolecía de varias debilidades, no reflejaba la verdadera complejidad medioambiental y se podía explotar para el greenwashing. Pero eso ha cambiado. La semana pasada, Aclima presentó un proyecto que busca enterrar el CO2 para impulsar un futuro sostenible en el País Vasco.
Para comprender el alcance de este proyecto y el potencial que presenta es necesario aclarar un concepto: ¿qué es la agricultura de carbono?
¿Qué es la agricultura de carbono?
La agricultura de carbono, o “carbon farming”, es un conjunto de prácticas agrícolas diseñadas para capturar y almacenar carbono en suelos y vegetación. Hay varias técnicas que permiten conseguir esto.
Abarca prácticas en tierras agrícolas, humedales, bosques y ambientes costeros que secuestran carbono a través de procesos biológicos, generando también beneficios para la biodiversidad. Se puede capturar de manera directa del aire, que luego se puede almacenar durante varios siglos, también se puede atrapar de manera temporal (al menos 35 años) usando madera en la construcción o restaurando bosques y suelos, gestionando humedales y praderas marinas, y, ya por último, se puede reducir también con los humedales y la ausencia de labranza y prácticas de cultivos de cobertura (mínimo cinco años).
El proyecto CO2FARM
Liderado por Aclima, el Basque Environment Cluster, en colaboración con Neiker, Instituto Vasco de Investigaciones Agrarias, CO2FARM es un proyecto que va a evaluar y desarrollar un mercado de agricultura de carbono en Euskadi. El objetivo: contribuir a la neutralidad climática de la Unión Europea para 2050 mediante la captura y almacenamiento de carbono en suelos agrícolas.
La aprobación del nuevo marco europeo que regirá la certificación para la absorción permanente de carbono, su captura en suelos agrícolas y el almacenamiento en productos, ha confirmado que los esfuerzos del clúster van encaminados en la dirección correcta. Esta nueva legislación es clave para facilitar la implementación de actividades de captura y eliminación de carbono. Y, fomentar la inversión privada en la eliminación de carbono.
A través de estas prácticas, no solo se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también se promueve la biodiversidad.
El CRCF establece criterios rigurosos para la certificación de actividades de captura y eliminación de carbono. Las categorías principales incluyen eliminaciones permanentes de carbono, agricultura de carbono y almacenamiento de carbono en productos. Las prácticas agrícolas deben cumplir con cuatro criterios principales: cuantificación, adicionalidad, almacenamiento a largo plazo y sostenibilidad, siendo esencial que estas actividades también generen beneficios para la biodiversidad.
CO2FARM es un proyecto que va a evaluar y desarrollar un mercado de agricultura de carbono en Euskadi que contribuirá a la neutralidad climática mediante la captura y almacenamiento de carbono en suelos agrícolas
Un mercado emergente con gran potencial
Las absorciones de carbono certificadas pueden monetizarse a través de un mercado voluntario de carbono. Es decir, se puede financiar proyectos de captura y eliminación para compensar emisiones, por ejemplo, a través del pago a agricultores por prácticas agrícolas sostenibles que integren la captura de carbono en el suelo, generando nuevos modelos de negocio para los agricultores y silvicultores, que además generan beneficios significativos para la biodiversidad.
Y es un mercado en crecimiento. En 2023, el valor total de las transacciones en este mercado alcanzó los 723 millones de dólares, con un precio promedio de 6,53 dólares por tonelada de CO2. La consultora Morgan Stanley estima un crecimiento significativo, afirmando que el mercado podría alcanzar los 100.000 millones de dólares en 2030 y 250.000 millones en 2050.
Oportunidad para el País Vasco
Euskadi cuenta con una superficie rural muy amplia que comprende más del 90% del territorio, convirtiéndose así en un territorio con un gran valor ecológico añadido que ofrece una importante alternativa para la implementación de prácticas de agricultura de carbono.
Este modelo de gestión agraria puede complementar los mecanismos de compensación de emisiones de la industria vasca y ofrecer un marco de colaboración entre ambos sectores con potenciales beneficios para todas las partes.
A lo largo de este año, el proyecto se dedicará al estudio de modelos de éxito y de limitaciones, analizará la demanda de compensación de los sectores con mayores emisiones de GEI y evaluará la oferta potencial de compensación del sector primario.
El resultado de este proyecto permitirá establecer un marco que permita desarrollar la agricultura de carbono en Euskadi asegurando un futuro sostenible que permita reducir o eliminar el CO2 al tiempo que se protegen e impulsa la biodiversidad y sostenibilidad.